Un síntoma del miedo
Por Pedro Álamo
Toda la violencia institucional que se está desplegando es un síntoma del miedo que se ha instalado en el poder político…La violencia es un síntoma de debilidad.
– Pedro Álamo
Observamos que aquellos que ejercen el poder pueden cambiar de manera de pensar y, por lo tanto, de actuar con políticas ajenas a sus ideales de antaño. Hemos visto en ocasiones cómo militantes de izquierdas o de derechas, al llegar al poder con un programa electoral bajo el brazo, matizan convicciones, revisan ideologías y plantean postulados orientados a perpetuar su autoridad, en lugar de generar bienestar al pueblo.
Para conseguirlo se disponen a usar todo tipo de estrategias, incluida la manipulación, la imposición y la dominación. La manipulación a través de los medios de comunicación; la imposición a través del uso de la fuerza y la dominación a través del terror. Desde mi punto de vista, todo eso son síntomas del miedo que se instala en los dirigentes y, sabiendo el poder que tiene, lo proyectan hacia el pueblo. Miedo a perder influencia, miedo a perder el control, miedo a mostrar debilidad, miedo a abandonar una fuente de enriquecimiento, miedo a que salgan a la luz negocios turbios, miedo a que se descubra tráfico de influencias, miedo a que se sepa la verdad, miedo a la pérdida de privilegios, miedo al anonimato… El miedo está detrás de gran cantidad de decisiones políticas. Y los poderosos lo disfrazan como si estuvieran haciendo un favor a la patria.
A los verdugos se les reconoce siempre. Tienen cara de miedo.
– Jean Paul Sartre
Las decisiones de los gobiernos, a nivel internacional, están condicionadas por el miedo. Hay mucho en juego. Y ¿Dónde queda el juramento de servir al pueblo? El miedo hace que ese juramento quede atenuado e incluso arrinconado, para subirse al tren de “todo vale”. Da igual si en el camino quedan cadáveres; se interpreta como daños colaterales y se acusa a los muertos de ser una turba violenta. Qué desfachatez.
Foto 1: Rugero es un niño de un pueblo que carga en su historia sucesivos éxodos debido a diversas invasiones.
Foto 2: Chicos del Volta. El lago Volta es el lago artificial más grande del mundo. Abarcando la mitad de Ghana, su superficie está salpicada de espeluznantes troncos de árboles que emergen de aguas cristalinas. El tráfico de niños y el trabajo infantil en esta región tiene mucho que ver con la compleja historia económica y social de los ghaneses que residen alrededor del lago. Los niños pequeños son el objetivo de la pesca debido a su movilidad y sus manos pequeñas para desenredar las redes.
Foto 3: Niño andino de Perú. La región andina peruana tiene un largo pasado de actividades mineras sobresalientes. Es potencia en el mundo en el oro, la plata, el cobre y variedades de bronce, además del litio, considerado el oro blanco en el siglo XXl. Tierras ricas que, en manos de las mafias peruanas e internacionales, se vende su riqueza a costa de la vida de sus habitantes (contaminación, explotación, hambre, etc.). En diciembre de 2022 -con Pedro Castillo fuera de la escena, resultado del golpe de Estado congresal- se aprueba la Ley N 31663 que devuelve los impuestos a las mineras.
Uno se queda anonadado con el asalto al capitolio en Estados Unidos porque la extrema derecha no quiso reconocer la derrota en las urnas o con el asalto a las instituciones en Brasil por el mismo motivo… Todo ello orquestado por un fundamentalismo intransigente, revestido de religiosidad. Sí, el nombre de Dios se ha usado para defender lo indefendible, para mantener la dominación de los poderosos, para imponer ideas, para recortar libertades, como una huida hacia delante. Y como ya no se puede dar “marcha atrás”, se usan todo tipo de mecanismos que agiten a la multitud y eso, en muchas ocasiones, se hace en nombre de Dios. Es el miedo a perder el poder y quien ya no lo tiene usa estratagemas para impulsar a la turba a cometer actos vergonzantes en un país libre y el fundamentalismo evangélico está a la vanguardia de semejante espectáculo usando y manipulando el “libro sagrado” para justificar acciones totalitarias.
Gobernar a base de miedo es eficacísimo. Si usted amenaza a la gente con que los va a degollar, luego no los degüella, pero los explota, los engancha a una carro… Ellos pensaran; bueno, al menos no nos ha degollado.
– José Luis Sampedro
Miremos también lo que está ocurriendo en Perú, donde miles de personas están protestando en las calles ejerciendo su libertad a favor de la democracia, contra la dominación, mientras son reprimidos y se están violando derechos humanos. Y, ante esta situación, todos nos debemos poner a temblar porque lo que allí acontece no solo afecta a los peruanos, sino a todos los que amamos la libertad en cualquier latitud. Y yo me pregunto, ¿Por qué esta violencia institucional? ¿Qué tiene el poder para que quien lo ejerce no lo quiera abandonar? ¿No sería más sencillo que la presidenta de la república convocase a elecciones de forma inmediata en lugar de perpetuar una situación insostenible? ¿A qué tiene miedo? ¿A las urnas? ¿Al ejercicio democrático? ¿A perder privilegios? ¿Miedo al resto de la cuadrilla que configura el gobierno? ¿Miedo al fracaso?.. Toda la violencia institucional que se está desplegando en el país es un síntoma del miedo que se ha instalado en el poder político.
En el lado contrario está el anuncio de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern (enero 2023) informando que deja su cargo porque ya no se siente con fuerzas para dirigir el país. ¡Qué manifestación de honestidad y de responsabilidad! Esta mujer no ha tenido miedo de tomar semejante decisión y si lo ha tenido, no ha sido condicionada por él. No le ha importado “el qué dirán”, no se ha aferrado al cargo, no se ha sentido fracasada al haber llegado al límite de sus fuerzas ni inferior por reconocer sus limitaciones y pensar que el país necesita a alguien con mayor energía, con nuevas ideas. ¡Qué lección de entereza, qué coraje político, qué elegancia personal! ¡Cuánta falta hacen personas así en nuestro mundo, que no tengan miedo!
En la violencia machista que está representando una lacra en gran cantidad de países, el miedo también está presente y es un síntoma de debilidad. Hombres que sienten el fracaso y la impotencia ante diversas situaciones que les superan, pero al llegar a casa se transforman y canalizan toda esa frustración acumulada hacia su compañera vital y piensan que tienen derecho a ello porque son los “machos alfa”.
El miedo se transforma en violencia de género. Dominando y maltratando a otro ser humano (cónyuge) se sienten bien, se sienten importantes, se sienten poderosos, se sienten realizados, se sienten respetados… Pero eso es debilidad, un síntoma del miedo; en lugar de dialogar, pegan y destruyen otras vidas sin importar el precio.
Hay personas que luchan por una causa justa, no tienen miedo a perder privilegios, ni siquiera la vida. La Biblia está llena de reportes en esta línea al hablar de profetas que se enfrentaron al poder establecido porque era abusivo y explotador y, por eso, trataron de silenciarlos. Baste citar un ejemplo del profeta Miqueas cuando dijo: “sus jueces se dejan sobornar, sus sacerdotes enseñan a sueldo, sus profetas vaticinan por dinero” (Miqueas 3.11). La injusticia y la dominación tienen su precio y, por eso, el Dios de la Biblia dicta sentencia contra el opresor porque si algo quiere es justicia y libertad para preservar la dignidad humana.
Jesús de Nazaret fue ejecutado porque se hizo incómodo al poder religioso ya que una y otra vez estuvo denunciando las injusticias que cometían y el dominio que ejercían sobre el pueblo y, a la vez, anunció un reino en el que todos somos iguales, en el que no hay gobernantes y gobernados; un reino en el que el más grande es el que sirve a los demás y está dispuesto a sacrificarse por el bien común, un reino en el que no hay protocolos que más bien parecen una pantomima… Un reino en el que la justicia y la paz generan bienestar y felicidad.
Por eso, desde aquí, quiero levantar la voz contra los opresores, contra los que quieren dominar a otros seres humanos, contra los que se aferran al cargo sin importar el precio que el pueblo pague, contra la violencia institucional, contra el abuso de poder, contra la violación de los derechos humanos, contra políticos sin escrúpulos… En definitiva, quiero levantar la voz contra la maldad. Porque todo ello es síntoma de que tienen miedo, porque el poder no está en ellos, sino en el pueblo y el miedo les hace actuar de una forma totalmente irracional sin darse cuenta de que las injusticias que están cometiendo tienen su fin escrito y al final, el bien triunfará sobre el mal y la libertad sobre la opresión. Por eso, aún en medio del terror y la violencia, atesoramos una luz de esperanza.
El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
– Aldous Huxley