EUDALDO CRESPO: La imagen como estilete
Por Ysi Ortega
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Eudaldo Crespo es un artista cubano, residente en el estado de Florida, Estados Unidos. Realizó estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro de La Habana, Cuba. Sus primeros reconocimientos notables fueron en el Salón de la Ciudad de La Habana (1987) y el premio en la Bienal de Yugoslavia (1990). Cuenta con múltiples colecciones públicas y privadas en países de América y Europa, entre ellos: México, Costa Rica, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania y Bulgaria. Además, ha ilustrado más de treinta libros.
La impresionante y singular obra de Eudaldo Crespo -basada en la ilustración y la caracterización de personajes y escenas de la vida que muestran el alma de nuestra realidad humana-, nos remonta a aquellas épocas donde el arte del dibujo, en el género de la caricatura, establece para siempre una nueva forma de plasmar con trazos artísticos a personajes y sociedades de distintas épocas, con un afilado e inteligente toque de humor y de reflexión.
Concierto silente para una catedral enjaulada
Al tiempo en que los seres humanos perfeccionamos el complicado talento de expresar nuestra realidad, nos hallamos frente a la comedia teatral, la literatura satírica y el arte gráfico de la caricatura.
En los comienzos de este género del dibujo, textos como el de Aristófanes (comediógrafo griego) o Teofrasto con su obra Los caracteres en el que describía con esmero y de manera satírica los tipos morales, sobre todo aquellos “defectos” de cada tipo de ciudadano y de la vida de su tiempo, han sido de indiscutible influencia para el arte de la caricatura.
Los caricaturistas han sabido analizar a nuestra sociedad con una claridad y análisis de corte psiquiátrico y sociológico más allá de lo pensado; el cual vino a ser fundamental en los movimientos sociales, sobre todo desde el siglo XVIII, llegando a ser muy fuerte en el siglo XlX con la aparición de la columna de opinión en periódicos y revistas. Eran sitios que se prestaban para la participación de los lectores en un debate social. En estas columnas era posible la participación de los caricaturistas que, como lo indican los registros, llegaron a provocar revoluciones históricas. Tenemos así: La Independencia de las 13 colonias en América (1776), La Revolución Francesa (1789-1799) o La Revolución Mexicana (1910), por mencionar algunas.
La lealtad
Eudaldo Crespo, como un buen representante de este género artístico, es un fino retratista, un observador agudo capaz de resaltar los rasgos más auténticos de sus personajes que determinan su singularidad hasta llevarlos a lo esperpéntico con altura. Sus obras tienen un contenido crítico por más afables que sean. Cuando la caricatura es una escena de la vida social, política o religiosa, el artista parece abrirnos el telón de un escenario teatral donde nos muestra los elementos más significativos de su previa observación para darnos una síntesis de su propuesta que, por un lado nos hace reír, pero también nos hace reflexionar. Podríamos decir que es un humor irónico y que cumple cabalmente los dos conceptos más importantes en el arte que son la forma y el significado.
Cristo y la plebe
Acerca del aguzado pincel del artista cubano que nos ocupa en esta nota, Roberto Cayuso escribe:
Los personajes de Eudaldo Crespo parecen escapados de la ‘Comedia humana’ de Balzac. Pero en un contexto actualizado en donde sus criaturas nos van a narrar plásticamente esas historias en que muchas veces la burla se vuelve escarnio en ese ambiente mágico y de aparente feria, donde es fácil ver saltimbanquis y bufones desconectados ante su planteamiento estético. No sabemos si reír o llorar y entonces optamos por pensar […] Crespo es un artista que no caricaturiza a sus personajes, sino que hace caricaturas de la vida.
El arte de Eudaldo Crespo, donde es la línea y no el color su gran propuesta, deja constancia de aquella raíz etimológica que, “curiosamente”, significa lo mismo en los vocablos caricatura y carácter (características físicas y temperamentales de una persona). En buena parte de la obra de Crespo se ven representados personajes únicos y situaciones de su lugar de origen y de su entorno presente. También “curiosamente” puede ocurrir que el receptor se sienta identificado con los rasgos descriptos en la obra, o bien, reflejado como en un espejo.
La falsa cherna invade el sur de la Florida
Más tarde o más temprano
Eudaldo Crespo se une así a la invaluable impronta de este género artístico que desde los dibujos satíricos en los muros de Pompeya, pasan mucho después por Goya –que dibuja y pinta a esos doctores que son asnos y hombres con cuerpos de pájaros-, dibujos que lo llevarían a sufrir censura y persecución. Por lo mismo la caricatura ha sido y es la respuesta gráfica a nuestra compleja realidad.
Ya no lo reconocen
En la lista de referentes cabe mencionar, por su prolífica producción, a Gustave Doré (grabador, ilustrador, pintor y dibujante de cómics francés, caricaturista y escultor), quien publicara en el diario satírico El bufón y obtuviera encargos para representar escenas de libros de Cervantes, Rabelais, Balzac, Milton y Dante. A Honoré Daumier, cuyas numerosas obras ofrecen una crítica sobre la vida social y de toda la clase política de Francia. En el continente americano, Diego Rivera reinterpretó La Calavera Garbancera, (ideada por el litógrafo mexicano José Guadalupe Posada y que se transformaría en la famosa Catrina), llevándola al centro de su mural en un retrato de la sociedad.
En un tiempo más cercano tenemos a Quino, Fontanarrosa, Rogelio Naranjo o el Chango Cabral, Forges, Carlos Nine, entre muchos otros sobresalientes artistas de esta valiosa forma de expresión. No cabe duda de que los caricaturistas llegaron a ser parte de la opinión pública para quedarse y animarnos a revivir, cada tanto, el espíritu de emancipación que nunca debiéramos perder…
La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe.
—Jacinto Benavente
Bailen, bailen, si quieren más
Ya no canta ni come fruta
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Eudaldo Crespo:
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