Las Madres de Plaza de Mayo: 43 años

01 mayo, 2017 | Punto de Vista

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Las Madres de Plaza de Mayo: 43 años

Por Ysi Ortega

En Argentina las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.
– Eduardo Galeano

Un día como hoy 30 de abril se recuerda la primera reunión en la Plaza de Mayo (Buenos Aires –Argentina) de las mundialmente reconocidas MADRES DE  PLAZA DE MAYO. “La idea era juntarnos con quienes estuvieran buscando a alguien, dio la casualidad que terminamos siendo 14 madres que buscaban a hijos e hijas que habían desaparecido” (durante el gobierno militar, apoyado desde Washington, DC.). “Buscábamos respuestas y los buscábamos a ellos” recuerda una de las madres, Mirta Acuña de Baravalle. Convocadas por Azucena Villaflor de De Vincenti (más tarde secuestrada y desaparecida), las mujeres que irrumpieron  en la vida pública decidieron unirse en el dolor y llegar hasta la Casa de Gobierno para preguntarle al dictador, Jorge Rafael Videla, donde estaban sus hijos secuestrados, después del inútil peregrinar por ministerios, iglesias, comisarías y juzgados. Aquella tarde no alcanzaron a dar ni media vuelta al monumento a Manuel Belgrano pero, fue suficiente: Esa sería la primera media ronda de las Madres de Plaza de Mayo (30 de abril de 1977). En ellas está representada la historia del comienzo de la organización de  derechos humanos más emblemática de la Argentina. Un verdadero ejemplo para el mundo de lucha, constancia, valentía, sacrificio, empatía, amor y respeto a la vida, la justicia social y la democracia.

Son más de treinta mil desaparecidos y torturados hasta la muerte, entre los que se cuenta a quinientas chicas embarazadas y a tres de esas primeras madres quienes también fueron secuestras y desaparecidas. Las MADRES DE PLAZA DE MAYO con pañuelos blancos cubriendo sus cabezas, desde aquel día, pasaron por muchos gobiernos y a todos les han pedido Justicia. Una justicia que nunca más permita que, con calumnias, se vuelva a minimizar toda esta enorme pérdida de vidas humanas y manchar el gran símbolo de lucha por la justica que representan las Madres.

Son 130 nietos recuperados hasta la fecha (2020), entre ellos Guido Carlotto, nieto de una de las Madres más emblemáticas y titular de la entidad: la incansable Estela de Carlotto. Yendo hacia atrás en la línea de tiempo, las Abuelas fueron anunciando cada una de las identidades de los nietos recuperados, esto es un hecho y nadie, absolutamente nadie, puede opacar su legado e impedir la continuidad de la lucha. Los militares no pudieron silenciar su reclamo de justicia, menos podrá hacerlo quien habla de reprimir mientras se escuda en las fuerzas de seguridad que deberían proteger al pueblo.

Documentales, libros, actos, series y homenajes se multiplican cada año por todo el mundo en reconocimiento a la valentía y tenacidad de un pequeño grupo de madres que decidieron enfrentar a los dictadores y a cualquier fuerza que intentara apartarlas de la búsqueda de sus hijos detenidos desaparecidos. Todas estas acciones fueron desplegadas en medio de la indiferencia de otros sectores sociales – justamente los mismos que hoy intentan desprestigiarlas- entre 1978 y 1981.

La historia seguirá escribiendo este gran capítulo y tarde o temprano llegará con fuerza inexorable el castigo a los culpables.

Los que están sucumbiendo a la amnesia programada por algunos sectores del poder, solo deben recuperar la memoria, alejarse del egoísmo y la indiferencia para mantener vivo el espíritu de lucha ante la injusticia y la opresión. 

“Antes de que fuera secuestrado mi hijo, yo era una mujer del montón, un ama de casa más. Yo no sabía muchas cosas. No me interesaban. La cuestión económica, la situación política de mi país me eran totalmente ajenas, indiferentes. Pero desde que desapareció mi hijo, el amor que sentía por él, el afán por buscarlo hasta encontrarlo, por rogar, por pedir, por exigir que me lo entregaran; el encuentro y el ansia compartida con otras madres que sentían igual anhelo que el mío, me han puesto en un mundo nuevo, me han hecho saber y valorar muchas cosas que no sabía y que antes no me interesaba saber. Ahora me voy dando cuenta que todas esas cosas de las que mucha gente todavía no se preocupa son importantísimas, porque de ellas depende el destino de un país entero; la felicidad o la desgracia de muchísimas familias.” – Hebe de Bonafini en octubre de 1982, en una iglesia de Legazpi (Madrid) 

En 1996 ―durante el menemismo― Hebe de Bonafini resultó gravemente herida en la cabeza en una manifestación universitaria en repudio de la reforma del estatuto de la Universidad Nacional de La Plata y a la Ley de Educación Superior, cuando se ejercía una brutal represión por parte del Cuerpo de Infantería de la Policía Bonaerense. Tiñendo de rojo su pañuelo blanco, declaró: “La sangre del pañuelo es la amenaza más fuerte de este gobierno para decir que paremos. […] ¡No nos van a parar! ¡Ni un paso atrás, carajo!”

En varias oportunidades, Hebe de Bonafini como sus allegados y la asociación han sufrido, desde insultos, amenazas de muerte y hasta torturas. En 2001, dos personas ingresaron al domicilio de Bonafini y, al no encontrarse Hebe, torturaron a su hija Alejandra, golpeándola y quemándola con cigarrillos.

Hebe de Bonafine es una de las fundadoras de la asociación Madres de Plaza de Mayo y una activista argentina por los derechos humanos. De la Fundación Madres de Plaza de Mayo, dependen un instituto universitario nacional, un periódico, una radio, una casa cultural, una librería y administra un centro cultural donde antes se encontraba el centro clandestino ESMA.….

Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos.
– José de Sousa Saramago 

30 de Abril, Eduardo Galeano, Los hijos de los días

«Esta tarde del año 1977, se reunieron por primera vez catorce madres de hijos desaparecidos.
Desde entonces, buscaron juntas, juntas golpearon las puertas que no se abrían:
-Todas por todas- decían.Y decían: -Todos son nuestros hijos.
Miles y miles de hijos habían sido devorados por la dictadura militar argentina y más de quinientos niños habían sido repartidos como botín de guerra,
y ni una palabra decían los diarios, las radios, ni los canales de televisión.
Unos meses después de la primera reunión, tres de aquellas madres, Azucena Villaflor, Esther Ballestrino y María Eugenia Ponce,
desaparecieron también, como sus hijos, y como ellos fueron torturadas y asesinadas.
Pero ya era imparable la ronda de los jueves.
Los pañuelos blancos daban vueltas y más vueltas a la Plaza de Mayo, y al mapa del mundo.

El nieto 130 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo
Sting y Peter Gabriel,»Ellas danzan solas» en Buenos Aires-Argentina, 1988

…Una guía para no ser guiado…

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La violencia física deja huellas palpables, la violencia verbal deja huellas invisibles; en ambos casos, los efectos son devastadores.
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