Antony Flew: Hay un Dios
Por Ysi Ortega
No sabemos más sobre la materia y de cómo se produce que lo que sabemos sobre los asuntos espirituales. Por lo tanto y en nuestro estado actual de conocimiento, creo que no es sabio decir que un conocimiento excluye al otro. El universo parece existir como una serie de niveles emergentes, (colocados uno sobre el otro), ninguno de los cuales es como el nivel inferior. Es innegable que el hombre y el resto de los seres vivientes han evolucionado y cambiado, pero nosotros no sabemos que hay detrás de estas manifestaciones externas.
– Loren Eiseley, antropólogo estadounidense, educador, filósofo y escritor de Ciencias Naturales
Investigaciones científicas sobre el origen de la vida y el ADN muestran la existencia de una “inteligencia creadora”, afirma Antony Flew (1923-21010), considerado hasta 2004 el filósofo ateo más férreo e influyente del mundo.
Durante más de cinco décadas, este filósofo inglés fue uno de los más vehementes ateos del mundo. Escribió libros y debatió en audiencias multitudinarias con conocidos pensadores creyentes, incluyendo al célebre apologista cristiano C. S. Lewis. Sin embargo, en el simposio que se celebró en la Universidad de Nueva York en 2004, los asistentes fueron sorprendidos cuando Flew anunció que para ese entonces ya aceptaba la existencia de Dios y que se sentía especialmente impresionado por el testimonio del cristianismo, aunque a pesar de lo escrito en su libro no era Cristiano.
En ese libro, cuyo título original es There is a God: How the World’s Most Notorious Atheist Changed His Mind (Nueva York: Harper One, 2007), Flew no sólo desarrolla sus propios argumentos sobre la existencia de Dios, sino que ademas argumenta frente a los puntos de vista de importantes científicos y filósofos acerca de la cuestión de Dios.
Su investigación le llevó a examinar, entre otros, los trabajos críticos de David Hume al “Principio de Causalidad” y los argumentos de importantes científicos como Richard Dawkins, Paul Davies y Stephen Hawking. Otro de los pensamientos sobre Dios que tomó como referencia fue el de Albert Einstein, ya que lejos de lo que afirman ateos como Dawkins, Einstein habló siempre sobre una fuerza superior llamada Dios. En 1943, en una conversación con William Hermanns, se le preguntó al físico: «¿Cómo concibes a Dios?», a lo cual, Einstein respondió: “Dios es un misterio, pero un misterio comprensible. No tengo nada sino admiración cuando observo las leyes de la naturaleza. No hay leyes sin un Legislador»
Dos meses antes que se publicara su libro “Hay un Dios”, en una entrevista que le hiciera el Dr. Benjamin Wiker, Flew afirmaba: «Había dos factores en particular que eran decisivos. Uno fue mi creciente empatía con la visión de Einstein y otros científicos que observaban la necesidad de una inteligencia detrás de la complejidad integrada del universo físico. La segunda fue mi propia visión sobre este hecho.»
En el simposio celebrado en 2004 expuso que su cambio de postura fue debido casi enteramente a las investigaciones sobre el ADN. Aseguraba: “Lo que creo es que el ADN ha demostrado, debido a la increíble complejidad de los mecanismos que son necesarios para generar vida, que tiene que haber participado una inteligencia superior en el funcionamiento unitario de elementos extraordinariamente diferentes entre sí”. “Es la enorme complejidad del gran número de elementos que participan en este proceso y la enorme sutileza de los modos que hacen posible que trabajen juntos. Esa gran complejidad de los mecanismos que se dan en el origen de la vida es lo que me llevó a pensar en la participación de una inteligencia”, añade Flew.
En cuanto a la teoría de Richard Dawkins de que el llamado ‘gen egoísta’ es el responsable de la vida humana, Flew la califica de “ejercicio supremo de mixtificación popular”. “Los genes, por supuesto, ni pueden ser egoístas ni no egoístas, de igual modo que cualquier otra entidad no consciente no puede entrar en competencia con otra ni hacer elecciones”.
“Ahora creo que el universo fue fundado por una Inteligencia infinita y que las intrincadas leyes del universo ponen de manifiesto lo que los científicos han llamado la Mente de Dios. Creo que la vida y la reproducción se originaron en una fuente divina”.
“Tres dimensiones que apuntan a Dios”
“¿Por qué sostengo esto, después de haber defendido el ateísmo durante más de medio siglo? La sencilla respuesta es que esa es la imagen del mundo, tal como yo lo veo, que emerge de la ciencia moderna. La ciencia destaca tres dimensiones de la naturaleza que apuntan a Dios”.
“La primera es el hecho de que la naturaleza obedece a leyes. (Spencer, uno de los fundadores de la sociología de la evolución y teórico de la evolución, aplicó a todas las formas de existencia cósmica y afirmó que las formas de la manifestación de lo Incognoscible se subdividían en tiempo, espacio, materia, fuerza y movimiento. Podemos encontrar estos grandes principios de la creación en los dos primeros versículos del Génesis). La segunda, la existencia de la vida organizada de manera inteligente y dotada de propósito, que se originó a partir de la materia. La tercera es la mera existencia de la naturaleza. Pero en este recorrido no me ha guiado solamente la ciencia. También me ayudó el estudio renovado de los argumentos filosóficos clásicos”, señala.
“Mi salida del ateísmo no fue provocada por ningún fenómeno nuevo ni por un argumento particular. En realidad, en las dos últimas décadas, todo el marco de mi pensamiento se ha trastocado. Esto fue consecuencia de mi permanente valoración de las pruebas de la naturaleza. Cuando finalmente reconocí la existencia de Dios no fue por un cambio de paradigma, porque mi paradigma permanece”, concluye.
Einstein: “La ciencia sólo puede ser creada por aquellos que están imbuidos a fondo con la aspiración hacia la verdad y el entendimiento. Esta fuente de sentimientos, no obstante, surge desde la esfera de la religión. A esto también pertenece la fe en la posibilidad de que las regulaciones válidas para el mundo de la existencia son de carácter racional, es decir, comprensibles para la razón. No puedo concebir un científico genuino sin una fe profunda. La situación puede ser expresada por una imagen: La ciencia sin la religión está lisiada, la religión sin la ciencia está ciega«. (Fragmento tomado de Science, Philosophy and Religion, A Symposium, publicado por the Conference on Science, Philosophy and Religion in Their Relation to the Democratic Way of Life, Inc., New York (1941); republicado más tarde por el propio Einstein en su libro Out of My Later Years (1950), p. 24)