Bleu (Azul) de Kieślowski: Del dolor a la libertad

24 enero, 2024 | Cámara, Acción

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Blue (Azul) de Kieślowski: del dolor a la libertad

Por Benjamin Parra Arias

Bleu (Azul), 1993 es la primera de las tres películas de la trilogía Azul, Blanco y Rojo del cineasta y guionista polaco Krzysztof Kieślowski, protagonizada por Juliette Binoche en el papel de Julie.

Azul requiere de una disposición a encontrarse con una idea diferente del concepto de libertad que conocemos. Y aun así no llegaremos a encontrar respuestas, quizá debido a la cantidad de conexiones de dicha idea con todo el tejido de emociones expuestas en el filme, para muchos, indescifrables.

La historia de Azul describe cómo Julie afronta el duelo, tras la pérdida de Anna, su hija de cinco años y su esposo Patrice de Courcy, un reconocido compositor, en un accidente de tráfico al que ella sobrevive. Patrice de Courcy tenía el encargo de componer un nuevo himno para la Unión Europea. El Concierto para la Unificación de Europa se estrenaría en uno de los actos conmemorativos del Tratado de Maastricht de 1992. La obra inconclusa se transforma en uno de los símbolos protagonistas de todo el filme. Ser espectador del padecimiento y el intento constante de superar lo vivido es un potente viaje emocional al que nos conduce la impecable actuación de Juliette Binoche.

Encontrar belleza en el dolor observado resulta extraño al gusto común. Estamos convencidos de que lo bello debe ser gratificante. Esperamos que la contemplación estética sea una experiencia de goce casi material para nuestros sentidos.
Kieślowski nos coloca, con una sensibilidad y un arte rayano en la perfección, en la situación de observadores de un dolor inaudito. En largos y silenciosos cuadros vemos a Julie administrar, alternativamente, el efecto devastador de su tragedia. A partir de la fatalidad de aquel estúpido accidente, asistimos a diferentes expresiones de otra violencia, temperada y sutil: la tristeza, la desesperación, la ira, el abandono del mundo, la laxitud de los deseos, todo está allí. No nos esconde nada. Abrazamos, casi sin darnos cuenta, la noción de que algo dulce a la vez que profundo se nos presenta en ese dolor..

Tres colores: azul (1993) de Krzysztof Kieślowski, vídeo: Julie raspa la pared con los nudillos…

La música, de Zbigniew Preisner, es el lienzo donde se dibujan los trazos de un sufrimiento casi sin palabras. Desde unos silencios inquietantes registrados en una pantalla sin color alguno, surgen poderosas pinceladas que crecen en furia, en exaltación desesperada. En otros instantes, se repliega con una dulzura refrescante y finalmente, un paroxismo coral estalla en millares de notas que desahogan algo inmenso que a nosotros también se nos ha atrapado en la garganta.

Otro elemento fundamental del filme es una soberbia muestra del uso del color. El azul como plasmando el duelo, el dolor, la indiferencia, la frialdad. Asimismo, el idealismo, la fidelidad y el sueño, llegando a la expresión poética de la virtud, la fe, la vitalidad, además de la notable profundidad espiritual de la narración.

Los modos en que la protagonista vive y expresa su dolor es digno de un estudio mucho más profundo que esta discreta reflexión. Valdría incluso el esfuerzo de imaginarse cómo viviría su esposo la tragedia si hubiera sido Julie y su hija las víctimas fatales. Hay algunas cosas inimaginables para la lógica masculina, como el desprendimiento casi total de sus bienes que ejecutará Julie, o que tirará al camión de la basura el original de la obra musical que su famoso esposo estaba preparando.
La manera sutil y misteriosa con la que ella encara una relación sexual luego de su terrible pérdida tiene un sello único y distinto. Su esposo, posiblemente, hubiera resuelto unirse pronto y permanentemente a una mujer con la que ya mantenía una relación paralela.

Por supuesto, esto último no es el tema de Azul. Más bien explora el camino que Julie transita para resolver el problema del dolor y entender la libertad de la cual ahora dispone. Comprenderse y asumirse libre es algo que nos evade, tan acostumbrados estamos a parámetros y expectativas ajenas. Al final, nos queda la profunda impresión que ella lo ha logrado.

Cuando Kieślowski, en una entrevista para la revista Positif, expresa, “En cierta manera, el amor es contradictorio con respecto a la libertad. Si amamos, dejamos de ser libres, nos volvemos dependientes de la persona que amamos (…) La libertad es imposible. Aspiramos a la libertad, pero no la conseguimos”, no hace sino dejar una puerta abierta a reconsiderar lo que muchos dábamos por sentado acerca del concepto de libertad. Al hacerlo, además, es difícil no pensar que el amor, siempre un tema recurrido por Kieślowski, es el camino hacia la libertad anhelada.

El amor, la fe, la redención, la sensibilidad transcendental o espiritual son elementos constantes en Tres Colores, pero sobre todo en Azul, donde el relato llega a su cúspide en la secuencia final del filme.

El dolor humano no es una prueba para que aprendamos algo. Es un contrasentido, una anomalía, un hiato siempre indeseable en la historia de los días. Pero al observarlo, como lo hace esta obra magistral de Kieślowski, descubrimos que su belleza consiste en acompañarnos hasta donde quizá, si estamos atentos, encontremos algo singular: una libertad sangrada, pero definitiva.

Escena final y fragmento lírico:

https://youtu.be/A3E390Haxew?si=2dBTVnpq0LN5AYVm

Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, fe que moviera montañas, pero no tengo amor, no soy nada…


Benjamín Parra Arias es publicista y escritor. Trabajó veinticinco años en medios de comunicación radial. Ha dictado conferencias sobre comunicación humana y social en muchos países. Ha publicado seis libros; el más reciente es Repertorio Impreciso, una recopilación de artículos sobre el mundo y la vida cotidiana y actualmente escribe en su blog personal Hoja de Parra. Publica contenidos y transmisiones en vivo en Instagram y mantiene por varios años un canal de YouTube.
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youtube.com/@BenjaminParraArias

…Una guía para no ser guiado…

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