Alfred Hitchcock: Un misterio dentro de otro misterio

10 julio, 2020 | Cámara, Acción

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Alfred Hitchcock: Un misterio dentro de otro misterio

Por Ysi Ortega

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En el arte cinematográfico convergen, además de las técnicas audiovisuales, el desarrollo de tareas de preproducción y producción, el guion, la dirección, el montaje, la fotografía, el manejo de cámaras, la escenografía, el sonido, el rodaje, la postproducción, la financiación, el vestuario, la distribución de la obra y así hasta llegar al efecto final que causa en el público. La suma de todos estos elementos y la imprescindible interacción de personas unidas en un equipo de trabajo nos conduce a pensar que el cine es una de las artes más laboriosas y humanas que existen.

Rodajes de Alfred Hitchcock

El verdadero arte es el que refleja su tiempo y, a la vez, abre nuevos caminos para continuar con su desarrollo. Por ello, Alfred Hitchcock es un sello identificable que va más allá del círculo cinéfilo.

Una publicidad  que se utilizó para promocionar FAMILY PLOT (1976), última película dirigida por Alfred Hitchcock.

A más de cuarenta años de su muerte aún se tiene presente la fabulosa obra cinematográfica del cineasta británico Alfred Hitchcock (1899-1980), quien por su metodología de trabajo y estilo llegó a posicionarse como uno de los realizadores más influyentes de todos los tiempos y logró ser reconocido como el gran maestro del suspenso.  Su legado es una base de enseñanza en materia de dirección para varias escuelas de cine y referencia indiscutible para numerosos cineastas de generaciones posteriores.

Hitchcock pensaba que el cine es, en definitiva, un espectáculo y el público su único destinatario.  No faltarían quienes le reprochasen que hiciera películas pensando únicamente en el público. Sin embargo, para Hitchcock era inconcebible “como otros realizadores podían hacer cine pensando solo en ellos mismos.

El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel.
– Alfred Hitchcock

Con una personalidad enrevesada y obsesiva descrita por sus biógrafos – sin apenas poder acercarse a la epidermis de la persona – el cineasta decía que no existen los héroes por naturaleza, que el malvado puede parecer perfectamente bueno y que el peligro sucede en lugares realmente imprevisibles. Fue Hitchcock el que puso de relevancia el contraste emocional en cada obra realizada y con un lenguaje propio en cada una de ellas. No se detuvo en señalar, con una mirada crítica, que el cine de suspenso tradicional carecía de ligereza y de sentido del humor.

Escena de la película VÉRTIGO, 1958

Los entendidos sostienen que una buena obra es la que conjuga forma y fondo con excelencia, pero para Hitchcock el cine es pura forma. Por eso afirmaba: “No me interesa el tema narrado, sino la forma de tratarlo”. Esta premisa viene a colación la comparación que el crítico Éric Rohmer (autor, junto a Claude Chabrol, de “Hitchcock – The First Forty-four Films”) hacía entre el cineasta y la filosofía kantiana y su postulado sobre la materialización de las ideas. Rohmer cita a la película Vértigo como la obra en donde las ideas tienen un sentido noble, platónico; es decir, que en el fondo es inalcanzable, metafísico, pero que a través de su depurada técnica se nos manifiesta de manera extraordinaria.

Este video anticipa el tema de la espiral y tiene un misterio: ¿Quién es la mujer que nos mira?…

La impronta de Alfred Hitchcock se ve reflejada en una filmografía que abarca más de cincuenta filmes que se distribuyeron en cuatro de los periodos más importantes del cine: La etapa muda, la etapa del sonido, la llegada de la televisión y la era de la experimentación con el color. Hitchcock fue uno de los primeros directores en usar el color como un lenguaje en sí mismo y un vocabulario audiovisual muy definido.

The Lodger fue el primer filme en el que saqué provecho de lo que había aprendido en Alemania. En este filme todo mi acercamiento era realmente instintivo; fue la primera vez que ejercí mi estilo propio.
– Hitchcock

Algo interesante es que a Hitchcock lo que más le interesaba era involucrarse de lleno en el proceso de preproducción; su rigurosidad en la planeación a base de dibujos (de joven era un destacado dibujante) le ha llevado a ser mundialmente reconocido como uno de los mejores en su género. En ese sentido, uno de los discípulos más conspicuos de Hitchcock ha sido el director, productor, guionista y actor estadounidense Martin Scorsese.

Otra de sus virtudes era el manejo de la cámara. Mediante el uso de planos y encuadres concebidos de forma estrictamente matemática e incluso llegando a imitar con la cámara la mirada de un personaje, invitando de esa manera al espectador a participar en cierta forma de voyerismo, como ocurre en Rear Window (La ventana indiscreta) de 1954. Hitchcock era capaz de provocar en el espectador, literalmente, sensaciones de ansiedad, angustia y miedo. Su cámara era el instrumento con la que escribía y se comunicaba excepcionalmente.

Moviendo la cámara, Hitchcock era el mejor director de la historia.
– Guillermo del Toro (director, guionista, productor y novelista mexicano)

REAR WINDOW (LA VENTANA INDISCRETA), 1954

 Llegar al espectador con más respuestas que preguntas (algo inusual en el medio), era otra especialidad del diestro director.  Usaba argumentos simples, a veces repetitivos, lo cual llegaría a ser un motivo más de la crítica que tendría que afrontar (le criticarían el carecer de más “profundidad y mensaje” en sus filmes), pero para este genial director, el suspenso no consistía en mantener al público en el desconocimiento y rodeado de misterios o dejando que las amenazas los sorprendiesen, sino más bien lo opuesto.  El espectador debía tener mucha información acerca del peligro que acechaba, de modo que se evitara el efecto “susto” y se viviera – todo el tiempo que el director quisiera – el efecto suspenso. Tal efecto, decía, produce más duración en los sentidos del destinatario de la obra. No hubiese sido posible lograrlo sin los recursos narrativos, mayormente audiovisuales y muy precisos, que lo distinguieron y que pusieron en un segundo plano a los diálogos: “El espectador tiene grabadas en la retina imágenes antes que un diálogo de memoria” (Hitchcock). Sobre dicha afirmación, cabe señalar que el cineasta británico tenía a un gran referente, nada menos que el pintor estadounidense Edward Hopper (el placer de mirar). Vemos, en consecuencia, como Hitchcock revolucionó muchos aspectos de la cinematografía en general.

A partir de una narración simple, estuve animado por la voluntad de presentar mis ideas de una forma puramente visual.
– Hitchcock

REAR WINDOW, 1954 – Hitchcok y NIGHT WINDOW, 1925 – Hopper

LA CASA JUNTO AL FERROCARRIL, 1925 – Hopper y La casa en PSYCHO (Psicosis), 1960 de Hitchcok, inspirada claramente en la pintura de Edward Hopper…

Ver EDWARD HOPPER: Pequeñas historias, grandes obras

En la historia del cine son pocos los directores cinematográficos que han sido capaces de generar tanto interés en torno a su enigmática persona al mismo tiempo que por su peculiar y sorprendente manera de contar historias, en este caso, todas ubicadas en un mundo lleno de luces y sombras que llegaron a transformar el concepto del terror y del suspenso en la pantalla grande. Los franceses de la nueva ola celebraron sus similitudes con la filosofía platónica. Para Godard, por mencionar a uno de ellos, Hitchcock era un metafísico, de ejemplo también utilizaba como referencia a La ventana indiscreta (1954), en donde el protagonista es víctima de un mundo regido por una especie de mito desde el cual construye a un personaje con base en sombras. Sin embargo, a pesar de  todo lo que, con excelencia, Hitchcock había logrado alcanzar en cintas como la anteriormente mencionada o Vértigo (1958); Psicosis (película del año 1960 que abre la puerta al nuevo cine de terror contemporáneo); Los pájaros (1963), entre otras – el cineasta británico no se libró de la crítica de algunos periodistas “preocupados” por la supuesta carga de violencia en las escenas de sus películas y por consiguiente, los posibles efectos negativos (como el miedo) en el espectador.

En ROPE (LA SOGA, 1948), La sirvienta limpia el baúl que se había utilizado como mesa, sin saber que en su interior se escondía el cadáver de uno de los personajes.

Imágenes de la película PSYCHO (PSICOSIS), 1960

Imagen: Escena de la película THE BIRDS (LOS PÁJAROS), 1963  

La palabra suspenso nos remite etimológicamente al latín “suspensus” y significa estar pendiente de una resolución que nos crea tensión y expectativa, pero Hitchcock era consciente de que el suspenso puede llevar al miedo y el miedo, decía, se debe enfrentar siempre, puesto que es la emoción primaria en el ser humano.

Hitchcock pasaría algunos ratos incómodos por la misma crítica que un momento le había colocado en un lugar muy alto y que más tarde empezaban a cuestionarle. Dicho esto, cabe destacar la siguiente anécdota que hasta el día de hoy se recuerda y, que no da sino para ratificar que el terror y la violencia real sobrepasa a cualquier ficción:

Un día Hitchcock decidió ir preparado para los futuros encuentros con los “intranquilos” periodistas. Fue así como, cuando uno de ellos se le acercaba con semejantes razonamientos, Hitchcock, con entrenamiento previo (hasta de los gestos que debía manifestar) les revelaba en el instante un recorte de periódico prolíficamente plastificado en el que se guardaba la noticia de un hombre que había asesinado a su esposa después de ir al cine a ver ¡Blancanieves y los siete enanitos!

Gracioso o no, el asunto se divulgo rápidamente y a pesar del cuestionamiento al que había estado sometido por la misma industria cinematográfica, vemos como su obra por sí misma ha llegado intacta y vigente hasta el día de hoy.

Un vistazo al mundo demuestra que el horror no es otra cosa que la realidad.
– Hitchcock

“Un misterio dentro de otro misterio”, así se definió a sí mismo el indiscutible innovador del séptimo arte. Entre otras cosas, porque él mismo se ocupó de labrar su notoriedad a través de la narración de anécdotas sobre su vida. Nadie sabe a ciencia cierta hasta qué punto muchas de esas anécdotas son reales o no, pero lo cierto es que pocos personajes cuentan con un bagaje de fábulas, atribuciones y leyendas como Hitchcock. Es tanto su obra como su vida que interesaron a otros directores para escribir libros sobre él. Uno de los más importantes es François Truffaut, cuyas entrevistas dieron origen a un libro esencial para el estudio del séptimo arte y que el propio Truffaut decidió titular Hitchcock / Truffaut (1966) – en español se tituló El cine según Hitchcock.  El objetivo de Truffaut al escribir su libro era demostrar que el cine de Hitchcock era mucho más que un simple derroche de suspenso, como muchos creían, para él era el mejor cine británico producido hasta ese momento.

Truffaut y Hitchcock

Si bien las creaciones artísticas tienen un significado específico en el contexto en el que fueron concebidas y “cada obra es, a su manera, una sinestesia, la apertura de un mundo”, como bien señalaba Jean Luc Nancy en su libro Las Musas, toda la complejidad que rodea a las películas de Alfred Hitchcock, desde la elección de sus actores, los lugares elegidos para el rodaje, las impactantes imágenes que en la retina del espectador siguen frescas a pesar del tiempo; pero sobre todo, los hechos que inspiraron los guiones, nos permiten imaginar que para Hitchcock, lo representado en escena sería lo que en nuestros días es para David Lynch cuando declara: “Creo profundamente que todo viene de lo que nos rodea, de todos esos elementos unificados”.

Las obras de Alfred Hitchcock, derrochadora de innovaciones y un modo nuevo de contar historias, pueden disfrutarse como fascinantes retratos del alma humana, con sus pasiones, sus debilidades, sus traumas y sus ambiciones, pero el arte por sí solo no consigue modificar la realidad, sólo conceptualizarla y denunciarla. Por consiguiente, nos corresponde a cada uno de nosotros, extraer de una obra artística lo que aporte para dignificarnos como personas, tanto individualmente como en sociedad, solo así el arte estará cumpliendo su principal función: servir al hombre.

La diferencia entre la belleza de expresión y el poder de la expresión es la función. La primera aspira a complacer los sentidos; la segunda tiene la vitalidad espiritual que es mucho más conmovedora y va más allá de los sentidos.
– Henry Moore

…Una guía para no ser guiado…

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