Héctor Berenguer: Un poema interminable
Por Ysi Ortega
Escribir poesía es un intento entre el encuentro y la pérdida, entre lo que se va y lo que perdura, cada poema es parte de otro y al fin, todo poeta escribe un solo poema interminable.
—Héctor Berenguer
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El trabajo del hombre es comparable a un árbol de cuya sombra, madera o fruto no habremos de servirnos pero quien entre nosotros lo planta no lo hace solo para sí mismo, de ser así, no puede esperar nada importante sino el placer de verlo crecer como parte de nuestra vida con la misma esperanza.
Vivimos y morimos cada año, somos tallados también por otras manos y damos frutos. Finalmente sombra.
Como la noble madera. Los viejos árboles son los símbolos más poderosos, no sólo de la fuerza intacta de la Tierra, sino también de ese espíritu que perdura en la madera de las cunas, de los lechos, de los ataúdes.
En los árboles viejos habita como en relicarios una vida bendecida, que el ser humano pierde cuando caen al suelo.
Benditas las manos que nos tallan, muy pocos saben el impulso de esa fuerza.
—Héctor Berenguer, Poética
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Los muertos mueren
y en ese doble morir
mueren los vivos.
Ojos acosados por tanta fragilidad.
Confinados en tristes hábitos cotidianos
los hombres mueren,
el mundo falla,
las palabras traicionan.
¿Por qué será que respirar es aceptar
esta terrible falta de aire
que separa la vida de su propio aliento?
El silencio escribe aun
la carne pensativa…
Habitamos ese lapso prodigioso
que divide un idioma hecho de adioses
sin el cual la vida es nada.
—Héctor Berenguer, Poética
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Acerca del orden político al que Berenguer en ocasiones ve con lamentaciones…
Postal de mi tiempo
«Sobre los desesperados, los vencidos por la vida»
No hubiera tocado este tema de no haber sido por el poema de J.Donne y como penetró en mi corazón. Algo pasa entre nosotros los hombres que ya no tenemos ninguna respuesta racional, ninguna ciencia ni saber que nos permita entrar en el interior de nuestras tinieblas. Resulta inquietante y desconsolador ver como pasivamente nos vamos resignando a las calamidades más atroces y el poco tiempo que ocupan en el imaginario colectivo tan satisfecho como insatisfecho, tan carentes como asfixiados de «nosotros mismos» ahogados literalmente de entretenimientos y evasiones cotidianas. Este es un tiempo donde lo que fue sabio ya no está en las explicaciones, sí, tal vez, en entender sin miedo a perder la razón, en traer a luz, y tener la salud mental de ser capaces de intentarlo todo para volver a las fuentes terribles del asombro, esas que ni los terremotos ni los volcanes ni los dementes que estrellan aviones, ni los seres tan sanos, tan lastimosamente sanos no pueden entender jamás. Hay otro mundo y está en este mundo. Solo mirándonos de frente vemos como envejece el niño y se hace anciano, se pierde, podrido su corazón por falta de verdadero amor. Por ese amor irredento. Se vive en la incapacidad desapasionada de un amor que ya no sabe de entregas, solo de premios o castigos. Se me escapa el saber esencial ¿Es bueno el hombre? ¿Es malo? ¿Es como la lengua de Esopo el sabio y el esclavo? Medito mucho en esto, medito activamente con la clara intención de prepararme a morir y vivir cada instante para siempre. Pero nada es tan sufrible como estar en la piel del otro, ser su humanidad, morir y vivir de él y junto a él. Parece ya agotada la fuente del remordimiento como dice Ungaretti y sin una alteridad esencial vamos como en el verso W. Whitman «Amortajados en nuestro propio funeral». No podemos rezar, no podemos vencernos, nos hacemos lentos mendigos del milagro de vivir. Miserables autócratas de la nada, de las mitomanías y del mercado de los consuelos. ¿Qué pobre y que rico es el hombre? Pero quien no se arrodilla ante nada parece incapaz de llevar su propia carga.
Así las cosas, desventurado amor el que se nos muere dentro del pecho o se agota en las palabras que lo señalan parcialmente. La vida es osadía. La auto-satisfacción, el culto a la personalidad, son regresivos, nos aburguesan, nos matan de ceguera y de cualquier vestigio de ser en el otro. De perdernos apasionadamente para siempre como hombres reales.
-—Héctor Berenguer
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Emil Cioran -de secreta afinidad con Nietzsche- aprecia de él su estilo fragmentario:
“Creo que la filosofía no es posible más que como un fragmento. En forma de explosión. Ya no es posible ponerse a elaborar capítulo tras capítulo, en forma de tratado. En este sentido Nietzsche fue sumamente liberador. Fue él quien saboteó el estilo de la filosofía académica, quién atentó contra la idea del sistema. Ha sido liberador porque tras él puede decirse cualquier cosa… Ahora todos somos fragmentistas, incluso cuando escribimos libros de apariencia coordinada. Va también con nuestro estilo de civilización”.
Cioran considera muchos de los pensamientos de Nietzsche, al mismo tiempo que desestima su vehemencia y su propuesta del super-hombre, hasta llegar a considerarlo un simple. A pesar de todo considera a Nietzsche como el promotor del mismo tipo de filosofía o “anti filosofía” que él practica.
Nietzsche, por su parte, hubiera considerado a Cioran un nihilista, pero seguro que hubiera estimado muchos de los aspectos de Cioran, entre los que no faltaría su personalidad intempestiva, que le recordaba a él mismo, más allá de las posiciones opuestas en las que se mostraron.
Nietzsche, ha influido y continúa haciéndolo de manera particular en hombres y mujeres que colocan a la vida como el don más alto que se posee. Para Héctor Berenguer así lo ha sido y lo expresa de esta manera:
Friedrich Nietzsche es fundamental para mí por muchas razones porque él vivió en su carne buena parte de su obra y en sus ideas la consumación del nihilismo. «Todo lo que se hace por amor está más allá del bien y del mal». Él quiso imitar a Cristo de alguna manera. Zaratustra es un evangelio donde las metáforas poéticas más altas vienen al hombre a darle sus sermones y entre los temibles aparece EL HOMBRE MÁS FEO. Este hombre hace desvanecer a Zaratustra quien pierde el sentido ante su fealdad inmensurable…
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El retorno de Friedrich Nietzsche
Un hombre igual a él, quizá yo mismo
estará otra vez dentro de su carne
para mirar de nuevo el limbo de la tierra.
No sólo una vez sino infinitamente.
Este poema será escrito igual que ahora como un múltiplo.
¿También en cada cosa existe un plagio eterno?
¿Y quién somos?
¿Solo una falla cósmica?
Este que hoy es mi carne y mis ideas
¿Será infinitamente?
¿Dónde está el original?
¿Dónde el arquetipo que abrió la puerta de las repeticiones?
Soy Dionisio crucificado…
dijo aquel hombre extasiado de amor y dolor.
Su mirada que aún me persigue,
parecía decirme : «Somos el agotamiento de lo mismo».
Un poeta es también,
su propia profecía.
-Héctor Berenguer
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Héctor Berenguer, nacido en Rosario, Argentina, es poeta y animador cultural, autor de varios libros de poesía con traducción, dos al Francés y dos al Italiano, logrando también ser traducido en el “Almanaque Mundial de Poesía” que se distribuye en todo el mundo desde hace dos años. Cuenta con ediciones de antologías como poeta de Argentina, una de ellas es “Poesía argentina contemporánea”, que fuera el libro más leído en Estados Unidos en el rubro “Poesía extranjera”, editado por el Vaso Roto de España, hace tres años.
Ha editado en su ciudad libros de poesía y colabora con revistas. Co-dirige una revista llamada “Puro Verso” de distribución gratuita en la provincia de Santa Fe con una tirada muy importante, 5000 ejemplares, y dirige -siendo una de sus mayores motivaciones actuales- desde hace 21 años el ciclo más importante del interior de Argentina, “POESÍA EN EL CÍRCULO” en el teatro El Círculo de Rosario.
En marzo del año 2013, el diario argentino Página 12 publica un artículo que tiene como protagonista a Héctor Berenguer: EL POETA HÉCTOR BERENGUER CUENTA UNA EXPERIENCIA COLECTIVA EN LA DICTADURA.
El título era Aquella comunidad de críticos por Edgardo Pérez Castillo, y la nota empezaba así:
Aquella comunidad de artistas críticos Influenciados por el anarquismo y un sacerdote que los impulsó a cambiar el mundo, un grupo de artistas se mudó a Zavalla a vivir juntos, de acuerdo con sus convicciones. Se escribían con Paulo Freire y Ernesto Cardenal, entre otros.
«Dios no ha creado fronteras. Mi objetivo es la amistad con el mundo entero». La frase, atribuida a Mahatma Gandhi, podría aproximar a uno de los conceptos ideológicos que, en tiempos de dictadura, marcaban a la comunidad de artistas, profesionales, pensadores y religiosos que encontraron en las afueras de Zavalla un espacio de reflexión y crítica. Una comunidad que logró trascender al pago chico y entró en contacto directo con intelectuales como el escritor y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal (nominado al premio Nobel de literatura, y ministro de Cultura tras la revolución sandinista) o el italiano Giuseppe Lanza del Vasto, filósofo, poeta y pacifista discípulo del propio Gandhi.
El poeta Héctor Berenguer fue uno de los fundadores de esa comunidad, sobre la que recuerda: «No teníamos un nombre, que siempre eran muy rimbombantes. Nosotros no teníamos forma de definirnos. Simplemente se habían planteado objetivos muy básicos, mostrarnos que había otras posibilidades» (Adjunto el link de Página 12 al pie de la nota).
En ese mismo año (2013) Lorena Wolfman y Oliver Simon, vecinos uno del otro sin saberlo, residentes en Berkeley, California, se conocen en Argentina y se unen para colaborar en la traducción de la poesía de Berenguer y una antología escrita por Lorena Wolfman en la que narra su aventura poética a orillas de Río Paraná, en la ciudad de Rosario, Argentina. Lorena Wolfman había sido invitada por Berenguer a participar en las festividades de La semana de las letras y la lectura, sin imaginarse las vivencias que con tanta emoción y puntualidad llegaría a escribir más tarde.
Pero lo más importante, nos dice el poeta rosarino, es que la mayoría de su obra está inédita y hay un trabajo arduo para llegar a recopilar y luego editar todo lo hecho hasta hoy en poesía, cuentos, ensayos , aforismos.
Un fragmento de: “La poesía y el hombre, un ensayo eterno”
Sobrevivir no significa ningún triunfo que no sea la duración sin riesgo al estilo de los perdurables ostracodermas refugiados perpetuamente en sus caparazones. Vivir es «otra cosa», es generosidad, es derroche en expansión y esta visión es también una estética de lo político, que le proporciona al arte y al artista un proceso curativo y regenerador. Si el arte y la naturaleza no concuerdan entre sí «tanto peor para la naturaleza y para el hombre que también es naturaleza» Y se nutren mutuamente. El arte es jubileo y está muy claro que la vida engendra diversidad de formas y múltiples constantes. Esta riqueza exime de mayores consideraciones. Los términos a los que deseo llegar son compatibles con incorporar las imágenes poéticas como «material numinoso» para una visión de la vida más amplia, más afín al sentido del hombre. Este acontecimiento al que se lo define, como cambio de perspectiva de las cosas, es una «cuestión de ascenso vital». Comprender en poesía, es «fluidificar el ámbito del entendimiento y la imaginación». Esto es fundamental, y es la única posibilidad de reiterar la vigencia de las vivencias humanas y de su albedrío sobre la inexorable caducidad del tiempo, un intento amoroso de conservar los infinitos rostros de lo viviente. La poesía puede ayudar a vivir no a través de sutiles y extrañísimos merodeos sino en la humilde acción cotidiana, aportando esas ricas imágenes que más tardes serán: «objetos concretos dentro del imaginario colectivo» o soluciones a zonas paradojales a las que no tienen acceso otras áreas del conocimiento. Sin el entendimiento de lo paradojal «dentro del mundo» no tiene sentido la vida toda. Es necesario como lo pensó el surrealismo en su momento, reconquistar en el hombre «el derecho a la imaginación». (…)
(…) La libertad es y será peligrosa pero es el don más apreciado por un artista honesto, renunciar a esa luz, es perder la propia claridad que aunque sea modestísima, nos separa del agotado mundo de las silenciosas repeticiones. La vida, prueba al modo de las mareas una y otra vez. No se detiene jamás, vulnerables y obstinados somos quienes entendemos esa fragilidad de la forma más expuesta e intentamos edificar naderías en el movimiento de la historia”
Uno de los poemas que está marcando el nuevo estilo del poeta argentino es «Anunciación de las posibilidades de una mañana», descrito por él mismo como algo parecido a haber llegado al cubismo de los diversos modos de espacio, tiempo y verbales de la creación -el cual sigue, por otro lado, la línea del ya difunto poeta francés Claude Roy.
Anunciación de las posibilidades de una mañana
¿Y si todo aquí ya hubiera pasado?
¿Ocurrido en otro tiempo?
¿Y si esta mañana soleada en la hierba, los pájaros,
el gato, el café se desplegarán en una fragmentación infinita?
¿Y si vivir es algo que siempre debe suceder al margen de vivir?
¿Si no hubiera más que una mañana interminable con un sol que nunca tendrá crepúsculo?
Pero ¿qué pasa con el gato, el lirio del valle y la línea azul del cielo desgarrado por las nubes blancas, tu corazón y el mío?
¿Se sentirán unidos?
¿Podría esto ya haber pasado y lo que queda nunca sucederá?
¿Se sentirán irremediablemente unidos?
¿Nosotros un alfabeto vivo?
¿Y si todo el universo es múltiplo de un solo lenguaje?
Luego los momentos, los fragmentos, de un cielo rasgado y azul.
La mañana del lirio del valle, el gato,
¿Tú y yo nunca nos perderemos?
¿O seremos salvos entre otras formas del tiempo, en la fuente secreta de la creación?
Todas las ilusiones, son tan estrictamente ciertas.
Hay momentos en que las palabras se sienten como la lluvia dentro de la lluvia.
El tiempo vuelve y crea semillas de sí mismo
Con su fertilidad cualquier cosa puede volver o florecer.
Es así como cada mañana vivo
ayudando a construir en la oscuridad de la creación
imaginando que todo es eterno.
– Héctor Berenguer
Me sucedió que entendí que los tiempos son creaciones humanas simétricas en ocasiones. O tal vez reconstrucciones que lo creativo se afana por hacer perdurar.
—Héctor Berenguer
Poema en YouTube:
OBLIVION, poema de Héctor Berenguer, recitado por el peruano Manuel Jimenez.
Por la forma en que dice las cosas, la poesía se expande en el tiempo y puede esclarecer diversos momentos y distintos estados de ánimo. La poesía, incluso, puede documentar realidades muy separadas en el tiempo. Eso permite leer en clave contemporánea desde los profetas de aquellos tiempos – cuya prosa poética es significativamente admirable- así como seguramente se leerán a los grandes poetas de nuestro tiempo en un futuro.
El diplomático y poeta Paul Claudel escribió: “Oh poeta, tú nada explicas, pero gracias a ti todas las cosas se vuelven explicables”. Quién dice, acaso, que el poeta no sea un diplomático nato capaz de superar a aquel que está preparado específicamente para esa función.
Para algunos, la poesía y textos poéticos de Héctor Berenguer pueden resultar incomprensibles. Pero hay otras personas que habitan en el mundo, hay otras sensibilidades que advierten el sentido de dichos versos. La poesía ha sido, es y será la voz del silencio amordazada, la pasión reprimida, el rostro sigiloso y sin duda, la crónica más valiente…
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En memoria del cineasta italiano Pier Paolo Pasolini:
Pasión y muerte de Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 5/3/1922- Ostia 2/11/75)
—Héctor Berenguer
I
Era día de todos los santos y no había mucha gente, él le ofreció veinte mil liras. Amaba a esos muchachos de la vida que ofrecen sexo con un nombre de guerra. El elegido se llamaba Pino Rana, como podía llamarse Rocco, que ahora debe andar por la Vía Ostiense que conduce a la costa, o cualquier otro de los tantos, con falso cinturón D&, falso Rolex, falsos Rayband y falsa identidad y que aún caminan con amor homicida, junto a la basílica de San Pablo o al Capitolio, en la cercanías del templo de Júpiter o como tu amor ocasional, donde el Tíber se convierte en la Fiumara Grande. Ahora debes volver a morir en la desolada Ostia, donde pensabas y escribías las últimas cosas, en las luminosas terrazas que dan a la costa, a donde el lagarto se funde con la arena sucia y el todo se hace nada en una línea de agua negra . “Vuelvo a ti, muerte y te redescubro, como el emigrado que ha hecho fortuna.”
II
Aún la noche no te será revelada, la noche de los malditos que son benditos y no quieren serlo, pero los sigue el peso del deseo de una muerte inmaculada. Como los “accattone” o la última cena con la boca sedienta junto al Tíber. Los “Ciento veinte días de Gomorra” ya se han cumplido, la enemistad de los fascistas, católicos confesos, comunistas, brigadistas, demócratas mafiosos. Edipo Rey tiene los ojos puestos en vos, te está mirando, Medea te espera sigilosa. Pero sobre todo, te llama la humilde campesina que llora eternamente en “Il Porcile” y cuyas lágrimas aún lastiman la tierra que somos y seremos. Gente normal / me condena al temblor / a ocultarme / a desaparecer… Ya los sicarios te esperan como centuriones en el desolado páramo de Ostia. Agitador de conciencias impuras. Te espera el camino al otro mar, el mar de os gentiles, esa Galilea indescifrable donde Mateo desató el ansia imposible de probar la suerte. La sangre de la justa muerte y a favor de los muchos, pero muy pocos. Mateo Leví el recaudador arrepentido, el publicano que “vio la destrucción del templo”. Lo que antes fue en el momento y que ya es después, hasta el día de hoy. El campo de alfarero, el campo de sangre. Deja que los indecisos entierren a sus muertos. Ya nadie añade un codo a su vida porque miran y no ven, oyen pero ni escuchan ni entienden : “Sporco comunista”, “Mascalzone”, “Frocio”, “Fetuso”. Ya no siento delante de mi toda la vida / Ahora tengo poco tiempo por culpa de la muerte / Por culpa de este mundo inhumano.
III
Dos de noviembre de mil novecientos setenta y cinco: dice “Il Corriere della Sera”.Asesino confeso: Giuseppe Pelosi, entonces tenía diecisiete años. Vivían Moravia, su esposa Elsa Morante, el poeta Darío Bellezza. Entre tantos amigos nadie vio nada porque nadie miraba para ese lado y si miraban no te hubieran visto….Oyeron pero no escucharon. Ahora se sabe que fue una conspiración. Ya lo había profetizado. Oriana en su desierto como Miriam, cuando vio a Jesús y nadie le creyó.
Giorgio Napolitano “amigo de las artes” tampoco vio nada anormal. Las Brigadas Rojas se ahogaron en otras sangres. El pueblo dijo: “Algo habrá hecho”… “Se muere como se vive”… Derecha de la izquierda, izquierda de la derecha…
Qué solo que está el hombre que está sólo consigo.
La poesía debe ser tomada siempre como un ámbito de absoluta libertad y amistad entre los hombres, en un mundo donde se cierran muchas puertas por estos mismos motivos.
– Héctor Berenguer