Carta a la editora de Stalker21
Por Benjamín Parra Arias
..
Estimada editora,
Acontece que soy un habitante del sur bien austral del continente americano.
Le cuento que por estos lados suele haber bastante frío una buena parte del tiempo. Por lo mismo, se podría pensar que somos insensibles a las cálidas cuestiones del arte que uno ve se despliegan magníficamente en su website.
Pero fíjese usted que guardamos dentro de nosotros un hogar, un fireplace dirían por esos rumbos, desde el cual de repente se irradia una notabilísima variedad y cantidad de sentimientos y emociones meridionales.
Alguien me comentaba el otro día que el corazón tiene unas 40 mil neuronas, que no parecen muchas. Pero se me ocurre que serían capaces de alborotar al más plantado parroquiano, por renuente que sea a los reclamos del amor, pongamos por caso.
Pasaba a dejarle esta notita, un poco atrevida lo reconozco, porque en su sitio Stalker21 (muy bueno según mi hermano, que es sumamente entendido en los misterios cibernéticos) he visto que se ocupan de cosas que no eran familiares, hasta ahora, a mi corazón provinciano.
Quería dejarle saber que soy un artesano de palabras, un alquimista aficionado a la letra y me preguntaba si alguna vez podría someter a su consideración algunos de los palotes que a veces se me ocurren a altas horas de la noche.
Son escritos que hablan de continentes vespertinos, madrugadas invadidas por ángeles invisibles, sueños insoñables, múltiples universos donde navegan naves interestelares en busca de un paraíso perdido, no sé… eso, y mucho más.
Tendría que aclararle que no escribo muy complicado. Mis palabras tienen olor a tierra mojada por la lluvia, flotan ingrávidas en la reverberación del sol de la cinco de la tarde en el verano, usan los vocablos del pueblo llano, algo bien telúrico, porque quieren ser comprendidas a la primera lectura y acariciar corazones cansados de esperar y de desear.
Ya esta nota se ha hecho muy extensa. Disculpe usted. Me arrebata de repente un turbión meridional y desordena mi escritorio sentimental. Quedo atento a su amable respuesta. Gracias por leerme hasta aquí.
Parra, el de las hojas…
.
Una carta para el alma…
Hago alusión a una gratificante correspondencia recibida de Benjamín Parra Arias, una persona que por más de cuarenta años ha sabido expresar a través de sus palabras -escritas y audibles- los valores esenciales de la condición humana. No he podido guardar esta carta solo para mí. La comparto porque, además, sus palabras se refieren a una labor que intento sea útil para el lector de este sitio Web que coordino.
https://benjaminparraarias.com/
.