Vincent van Gogh: entre la locura y el arte

20 enero, 2016 | Trazo Fino

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Vincent van Gogh: entre la locura y el arte

Por Ysi Ortega


Prefiero pintar ojos de seres humanos en vez de catedrales, ya que hay algo en los ojos que no está en las catedrales, no importa lo solemne e imponentes que éstas puedan ser. El alma de un hombre, así sea la de un pobre vagabundo, es más interesante para mí.
– En una carta de van Gogh a su hermano Theo van Gogh, diciembre de 1885)

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Las cartas entre Vincent van Gogh (1853- 1890), pintor holandés y su hermano Theo (cuatro años menor que él), nos proporcionan gran parte del conocimiento que tenemos sobre este excepcional representante de la pintura. Se conservan más de seiscientas cartas de Vincent a Theo y cuarenta cartas de Theo a Vincent, las cuales se dieron a conocer a través de Johanna van Gogh-Bonger (viuda de Theo) en 1913, quien con cierto temor asumió el riesgo que esto podría significar para el reconocimiento de la magnífica obra artística del pintor.

En estas cartas se podía ver como transcurrió buena parte de su vida, tanto en el aspecto artístico (su impresionante evolución) como en lo personal, resaltando los trastornos padecidos, que incluían la alucinación y los delirios (verbales y visuales), girando alrededor de temas como la Religión y la Creación. Así leemos que le dice a su hermano Theo (1875) : “Theo, quisiera decirte algo que quizá te sorprenda: Deja de leer a Michelet, o cualquier otro libro (excepto la Biblia) hasta que nos volvamos a ver en Navidad”. En ese mismo año escribe: El sentimiento, hasta un sentimiento puro, delicado, por la belleza de la naturaleza, no es la misma cosa que el sentimiento religioso, aunque pienso que entre ellos hay una especie de inteligencia”. En 1881, escribe: Retomo la frase de tu última carta: hay un gran enigma en la naturaleza. La vida en abstracto es ya un enigma; la realidad hace de él un enigma en el seno de otro enigma ¿Quiénes somos nosotros para pretender resolverlo? Sea como fuere, sólo somos un granito de arena en esta sociedad sobre la cual nos preguntamos: ¿A dónde va, a Dios o al diablo?”

Existen varias especulaciones sobre el correcto diagnóstico de sus males y para desentrañarlos se ha recurrido – entre otros – a Lacan, Freud y Karl Leonhard (psiquiatra). Este último mostró en un análisis biográfico que tanto el curso de sus padecimientos como la sintomatología aguda, tenían relación con el diagnóstico de una psicosis de angustia-felicidad, dos polos opuestos narrados por él.

No es por el contenido que se distingue un delirio psicótico, sino por su estructura y la manera en que el sujeto se coloca en ella. Todas las manifestaciones que se presentaron en esta parte de su vida acompañadas por otras de carácter fáctico, contribuyen a justificar el diagnóstico de psicosis en Vincent van Gogh. Eso explica que llegara varias veces a ser internado en un intento para ayudarlo en su recuperación.

En los comienzos de su carrera artística, su paleta se componía, principalmente, de tonos sombríos. El pintor retrató con crudeza en esas primeras obras el sufrimiento de los humildes trabajadores (Quienes eran sometidos a considerables esfuerzos físicos en Ámsterdam) transmitiendo en sus rostros de manera única, la miseria y la desesperanza. Una muestra es la  obra:

Dos mujeres en el Moro, 1883
Two Women on the Peat Moor, October 1883.

Uno de los episodios de su vida qu e cabe resaltar es la ruptura de una relación tormentosa que tuvo con Sien, una mujer nada confiable, según parece, con quien compartió dos años de su vida. Fue por ese entonces que surgieron los primeros óleos en donde predominaban los paisajes. Sin embargo, pese a esta nueva etapa artística, en septiembre de 1883 Vincent comprendió que la vida con esa mujer y su existencia como pintor eran incompatibles. Eso lo llevó a escribir a su madre: “No podemos marchar hacia el futuro juntos: es imposible, a pesar de que dependemos tanto uno del otro.»   

Campo de Tulipanes, La Haya, 1883
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Tiempo más tarde, las luces de colores vivos empezaron a asomarse, alcanzando su totalidad cuando se trasladó al sur de Francia (1888), durante su estancia en Arlés. Desde allí representó obras llenas de movimiento que fácilmente se transfieren en emociones sin poder evitarlo. Su estilo evolucionó seriamente hacia una pintura más expresiva y lírica, de formas imprecisas y colores más brillantes. En ese tiempo, prácticamente, se “encerró” para dedicarse exclusivamente a pintar. En 1889, cuando Paul Gauguin (quien vivió con él, compartiendo la casa amarilla) ya se había ido, escribe: “Como todavía estamos en invierno, escuchen, déjenme continuar tranquilamente mi trabajo […] No obstante las alucinaciones intolerables han cesado, y actualmente se reducen a una simple pesadilla.”   “No puedo dejar de pintar, debo decirlo; imposible detenerme un instante o concederme un poco de descanso” (Carta, 225, p.83), “Desde hace dos semanas no hago por así decirlo más que pintar de la mañana a la noche; si siguiera a ese ritmo, esto terminaría por costarme muy caro, mientras no venda nada”.

«Trabajando duro, viejo, espero hacer algo bueno algún día. No lo hago todavía, pero lo persigo y lucho». «Para mí, el trabajo es una necesidad absoluta, no puedo dejarlo fuera de mi vida» (van Gogh).

Una exquisita obra de esos años es:  Noche Estrellada, 1889
1889 noch estrellada

Es muy posible que su relación con Theo y Gauguin, junto a su actividad artística, le haya servido de soporte, aunque no de modo permanente en cuanto a lo imaginario, lo simbólico y lo real.

Con respecto a la identificación como modo de compensación, Lacan (1955-6) señala que la alineación especular en la psicosis le sirve como punto de enganche para sujetarse en el plano imaginario, compensa la carencia simbólica por una “serie de identificaciones puramente conformistas a personajes que le darán la impresión de qué hay que hacer para ser hombre”. En este sentido, Lacan, ve al vínculo que Vincent estableció con Theo y posteriormente con Gauguin, aspectos que corresponden a este exámen.

En abril de 1889 escribe: “Lo que me consuela un poco es que comienzo a considerar a la locura como una enfermedad como cualquier otra y acepto la cosa así, mientras que, en las crisis mismas, me parecía que todo lo que yo me imaginaba era realidad. En fin, justamente no quiero ni pensar ni hablar de ello” (carta 585, p.351). Lacan (1955) postula la presencia de trastornos del lenguaje como condición necesaria para el diagnóstico de psicosis y subraya la distinción entre la realidad y la certeza en la misma. De esta manera considera que en el sujeto psicótico no está en juego la realidad, sino la certeza.

En cierta ocasión escribió a su hermano Theo: «Se ha dicho -y estoy dispuesto a creerlo- que no es fácil conocerse uno mismo, ni tampoco pintarse uno mismo«. Pero van Gogh lo hizo, casi como un ejercicio de introspección al que se sometió.

Autoretrato, 1889
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La biografía de Vincent van Gogh es humanamente conmovedora en muchos aspectos. Además de saberse, que en vida no llegó a tener el reconocimiento profesional por parte de sus contemporáneos y no vendió sino una sola obra, aun así, van Gogh desarrolló una idea artística propia hasta alcanzar un nivel extraordinario.

Pintó poco menos que 900 cuadros, entre ellos 27 autorretratos y 148 acuarelas y realizó más de 1600 dibujos. Aunque no se le puede encasillar en una sola escuela, Vincent van Gogh fue un gran innovador de las artes plásticas a fines del siglo XlX, siendo toda su producción una influencia decisiva en el arte del siglo XX, especialmente en el fauvismo y el expresionismo. Su gran pasión y fuerza expresiva, manifestadas a través de esas pinceladas “toscas” y llenas de tormentos hacen que con justicia sea considerado unánimemente uno de los grandes genios de la pintura moderna.

“Miren lo abigarrado del almendro y la serie de nudos en el desarrollo de su complicada existencia. Esto, es muy semejante a la vida de un ser humano en la tierra. Está llena de nudos que pugnan por desatarse, pero muchas veces permanecen retorcidos y con ataduras al determinismo del pasado; olvidando que todavía hay un desconocido futuro por explorar. Nadie mejor que Vincent van Gogh, para expresar el azul del cielo, pero también, lo complicado que muchas veces se torna la vida, sin una visión de eternidad clara y sin un propósito para esta, mientras dura la existencia en esta tierra». (Vicente Alcántara, pintor peruano)

Almendro en Flor, 1890

Ama muchas cosas, porque en amar existe la verdadera fuerza y quien ama mucho logrará mucho, y lo que se hace con amor, está bien hecho.» «¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?
– Vincent van Gogh

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…Una guía para no ser guiado…

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