Blonde y una oración por Marilyn Monroe
Por Ysi Ortega
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La película BLONDE de Andrew Dominik está basada en la novela homónima de Joyce Carol Oates. A pocos días de su estreno el filme ya cuenta con incalculables análisis de críticos cinematográficos como así también por parte de muchos aficionados al séptimo arte. Los puntos de vista son diversos, aunque mayormente concuerdan en que se trata de una de las producciones fílmicas más importantes de este año.
Sin embargo, en muchos ha quedado una sensación de “injusticia” sobre el guion asignado a la brillante actriz Ana de Armas ya que debe representar los momentos más tristes, denigrantes y solitarios de la inolvidable Marilyn Monroe pasando por alto o relegando los aspectos más destacados de una artista que siempre se interesó por su preparación profesional y personal.
Incluso puede colegirse que la auténtica Marilyn Monroe, debido a su durísima experiencia personal, haya vivido más consiente que la mayoría sobre los aspectos más complejos y oscuros de la condición humana.
BLONDE no es una biografía documental sino una ficción creada a partir de hechos reales de la vida de Marilyn Monroe. Incluso las icónicas fotos de la actriz -que no han dejado de circular hasta nuestros días- nos ayudan a comprender varias de las escenas del filme. En cualquier caso, queda claro que es el director quien decide qué poner en escena y cómo hacerlo, pero uno… Uno puede seguir pensando en aquello que no se ha contado…
Marilyn Monroe es el nombre artístico de Norma Jeane, pero tal vez en ambos nombres (personalidades), también se encuentren muchos otros nombres sin rostro que tengan necesidad de una oración, una como aquella del recordado sacerdote y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, en memoria a Marilyn Monroe…
Oración por Marilyn Monroe
Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso…
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.
Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
¡y se apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gánsteres
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!
– Ernesto Cardenal
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