DÍAS PERFECTOS (PERFECT DAYS)

28 febrero, 2025 | Cámara, Acción, Inicio

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DÍAS PERFECTOS (PERFECT DAYS) de Wim Wenders

Por Ysi Ortega

¿De dónde viene la idea de que hacer más cosas nos hace mejores personas, individuos proactivos y como consecuencia, exitosos?  ¿Cuán importante es saberse realizado “haciendo”?

En el concepto de sociedad disciplinaria desarrollado por Michel Foucault se describe una “nueva” forma de dominación social basada en la vigilancia continua de los individuos y en la institucionalización de mecanismos de control permanentes que castiguen a quienes transgredan el orden establecido.

En tiempos como el nuestro, Byung-Chul Han (Filósofo y teórico cultural nacido en Corea del Sur) responde a las preguntas del inicio en La sociedad del cansancio. El asegura que hoy solemos realizar rutinas múltiples por voluntad propia como si estuviéramos condenados a vivir así para que algún día consigamos el éxito y, por consiguiente, ser mejores personas. Han señala que estamos viviendo en el “paradigma neurológico” y dice:: El enemigo ya no está afuera, sino que está adentro de cada uno, prevaleciendo el yo que todo lo abarca y “lo puede”.

Sin darnos cuenta, la mayoría de las veces, dicho paradigma que se afirma en uno mismo, es el causante de diversas enfermedades neuronales. Vivimos en una sociedad que demanda que nos creamos que el “sí se puede”, se puede a como dé lugar.

 “La sociedad de nuestro siglo XXI ya no es la sociedad disciplinaria, sino una sociedad del rendimiento.

Byung-Chul Han

El individuo es su propio amo; pero en este paradigma, la persona se ha vuelto esclavo de sí mismo. El vivir haciendo porque “podemos” nos enferma de positividad con un efecto aniquilador, como en muchos casos podemos ver.

La mentalidad del éxito puede ser también destructiva.

“Nada más exitoso que dar la apariencia de parecer exitoso”, afirmaba Christopher Lash – La Cultura del Narcisismo: La vida en una era de expectativas decrecientes. (Una sobrecarga del yo y dependientes de aprobación…)

De la sociedad disciplinaria (del NO) hemos pasado a la Sociedad del rendimiento (del SÍ).

Han señala que estamos construyendo una sociedad del cansancio, que agota, confina y divide. Vivir un tiempo donde solo vale rendir nos está alejando cada vez más de la libertad que todo ser humano precisa. Nos hemos olvidado de que “La libertad es la contemplación, es el entretiempo” …

Esta mirada de Byung-Chul Han nos puede acercar a una apreciación sincera de la magnífica película Perfect Days, dirigida por el cineasta alemán Wim Wenders, figura importante del cine contemporáneo; reconocido por la crítica y premiado por películas como: Alice in the Cities (1974), The Wrong Move (1975) y Kings of the Road (1976), más tarde conocida como la trilogía Road Movie. Ganador del premio BAFTA a la mejor dirección y la Palma de Oro por París, Texas (1984), así como el premio al mejor director del Festival de Cine de Cannes por Wings of Desire (1987), entre otras, hasta llegar a Perfect Days / Días perfectos (2023), ganadora del Premio al Mejor Actor (Koji Yakusho) en Cannes y finalista del Oscar a la Mejor Película Internacional.

Wim Wenders

“Cada película es política. Las más políticas de todas son aquellas que pretenden no ser: películas de entretenimiento. Esas son más políticas porque descartan la posibilidad de cambio. En cada fotograma te cuentan que todo está bien tal como está. Son un anuncio continuo de las cosas como son.” 

― Wim Wenders

Hirayama (Koji Yakusho, actor principal de Días perfectos ) lleva una existencia deliberadamente retraída en la populosa y bulliciosa ciudad de Tokio. Limpia baños públicos y vive en un apartamento modesto. Con la tranquilidad que es escasa de ver en nuestros días, Hirayama alimenta en solitario varias pasiones: La música, la fotografía, la lectura, la horticultura y, algunas noches, una cena en la tienda de fideos del barrio, seguida por una copa en un pequeño bar. La existencia de Hirayama se compone de rutinas, pero está llena de bellezas poéticas que, aunque no siempre son de felicidad, parecen juntarse todas armoniosamente en su sencilla y profunda existencia.

Durante el recorrido por los días de Hirayama, aprendemos más sobre este hombre común, discreto, un guardador de secretos y pocos confidentes que adquieren valor en varias escenas. La película nunca explica el cómo y el porqué de las elecciones de vida del personaje, pero varias alusiones a su pasado nos permiten hacernos una idea, y es suficiente.

“Takuma Takasaki y yo rápidamente decidimos que Hirayama sería una persona de muy pocas palabras. Vive con humildad y determinación el presente. Vivir el presente es un arte, de ahí la importancia de sus rutinas. Por mi parte, quería mostrar la repetición de sus gestos, día tras día, como si cada vez fuera la primera vez que los realizaba. Por el contrario, también tenía la ventaja de amplificar la singularidad de cada una de las personas que conoce Hirayama.” 

Wim Wenders

Días perfectos ofrece una exploración cautivadora de la vida tranquila e introspectiva de Hirayama. La película tiene la capacidad de transmitir tanto con tan poco diálogo.  A través de su deliberado minimalismo, gestos sutiles, el ritmo de las rutinas diarias y el poder de la observación para comunicar su mensaje, la película invita a los espectadores a sumergirse en el enigmático mundo de sus personajes y es animado a sacar sus propias conclusiones.

La existencia de Hirayama no es religiosa, pero está imbuida de espiritualidad. Vemos así que en ocasiones se detiene a contemplar alguna manifestación efímera de belleza, que luego intenta fotografiar. Por lo general son cosas pequeñas, como ese rayo de luz que corta una sombra fascinante o el rayo de sol que crea un suave brillo al atravesar las hojas de un árbol.

Los japoneses tienen una palabra para designar este fenómeno del sol que pasa a través de las hojas y produce ese brillo característico en el suelo o en una pared. Esta palabra es «komorebi». Hirayama ve esto y lo aprecia. Él está atento, parece estar seguro de que “La luz es la fuente de la vida”.  Es probable que esa también sea la mirada de Wenders y lo que desea comunicar, para no dejar morir el espíritu…

En Días perfectos, los efímeros momentos de gracia que surgen de forma inesperada, orgánica y magistralmente registrada por el cineasta alemán, inducen al espectador a profundizar sobre la belleza perdurable de la simplicidad y el profundo impacto de los momentos solitarios; nos sirve como recordatorio de que incluso en las vidas más sencillas existe un mundo de maravillas y sabiduría esperando ser descubierto. 

La cinematografía, la banda sonora y la dirección de la película mejoran aún más la experiencia estética e invitan a la contemplación más allá de lo pensado o esperado alguna vez…

«Creo que ver ocurre en parte a través de los ojos, pero no del todo».

Wim Wenders

…Una guía para no ser guiado…

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