Bolero de Maurice Ravel
Por Ysi Ortega
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Ravel sobresalió por revelar los juegos más sutiles de la inteligencia y las efusiones más ocultas del corazón.
– Le Robert
En 1928 Maurice Ravel (1875-1937) compuso una obra musical que llegaría a ser una de las más interpretadas en todo el mundo: Bolero. La obra, “un simple estudio de orquestación” como lo definía su autor, está inspirada en una danza española. Ravel es reconocido como un minucioso artesano y maestro de la orquestación. Su obra Bolero fue estrenada en la Opera Garnier de Paris el 22 de noviembre de ese mismo año.
La obra por sí misma es una creación magistral de la música de todos los tiempos, pero poco se sabe que durante el proceso de creación de dicha obra, Maurice Ravel padecía de demencia frontotemporal (Pick), enfermedad que está relacionada con el Alzheimer. Su cerebro se iba deteriorando de manera irreversible y la dificultad en el movimiento y en el habla empezaron a revelarse alrededor de sus cincuentas. La creación del majestuoso Bolero tuvo lugar cuando su enfermedad estaba muy avanzada, un dato que aunque no sea imprescindible conocer, aumenta el placer al volver escucharlo.
Hice mi trabajo lentamente, gota a gota. Salió de mí por piezas.
– Maurice Ravel
Se cuenta que no mucho tiempo después de haber compuesto la obra musical, Ravel se encontraba escuchando la radio. En ese momento es atrapado por una melodía repetitiva que iba en un crescendo que parecía no tener fin. Ravel, entonces, muy emocionado exclama: “¡Qué sagaz el compositor!” Y continúa diciendo: “Mantiene un agónico crescendo con un ostinato que conduce el tema principal de principio a fin y acaba la obra en la misma cima… ¡Qué ingenioso! ¿Quién habrá compuesto esta obra?”
Era nada más y nada menos que su Bolero, pero que ya no recordaba haberla concebido.
Uno hubiese deseado que el extraordinario compositor francés tuviera un momento más de lucidez en esos instantes. Aun así, su sensibilidad para apreciar una genialidad musical permanecía intacta. Para Maurice Ravel la sensibilidad y la emoción constituyen el contenido real de una obra de arte. Alguien dijo: “Solo faltó que dijera: Ni yo mismo la hubiera hecho mejor” …
Maurice Ravel es el más perfecto relojero de todos los compositores.
– Igor Stravinski
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