El mismo momento en que dudes de que eres capaz de volar, ya no podrás hacerlo nunca más. – J. M. Barrie, Peter Pan
De todos los juegos secretos y de todos los libros de James Matthew Barrie el más celebre es Peter Pan (el niño que nunca crecería). Nacido el 9 de mayo de 1860 en Escocia, J.M. Barrie fue un periodista y dramaturgo escocés, hijo de tejedores escoceses. Se mudó a Londres para perseguir su interés en convertirse en dramaturgo. Allí conoció a los chicos de Llewelyn Davies que inspiraron su obra maestra Peter Pan y Wendy, una obra de teatro que se estrenó en Londres el 27 de diciembre de 1904. Basado en los encantadores personajes de Barrie, Disney creó el clásico animado Peter Pan en 1953.
Barrie publicó su primera novela Better Dead, en 1887. Pronto tuvo una serie de novelas populares ambientadas en Escocia, incluida A Window in Thrums (1889). Llegarían luego la realización de obras de teatro en la década de 1890, sobresaliendo la obra Walker London (comedia en tres actos), que fue recibida calurosamente. Sobre su vida hogareña se sabe que fue significativamente difícil. Es probable que, para escapar de ella, Barrie se dedicara a dar largos paseos por los jardines de Kensington en Londres, donde conoció a los cinco hermanos Llewelyn Davies a fines de la década de 1890. Su amistad con la familia Davis, además de ser la inspiración para su obra más conocida, Peter Pan, le llevaría años más tarde a ser tutor de los niños después de la muerte de sus padres. Hay algo en Barrie de un querer seguir experimentando, lo más cerca posible, en los juegos de verdad, con la entrega y el compromiso que muestran los niños y manifestando esa vivencia de “no querer crecer”. Mas aun, como lo expresa Alejandro Dolina en el texto a continuación, “No quería crecer en el peor de los sentidos. No quería esa mediocre resignación que algunos llaman “madurez”.
En un momento de su carrera James M. Barrie escribió una biografía de su madre que tituló “Margaret Ogilvy”. Este libro contiene la frase reveladora de toda su literatura. Dice así:
“…el horror de mi infancia fue que yo sabía que se acercaba el tiempo en que debería renunciar a mis juegos, y eso me parecía intolerable. Resolví seguir jugando en secreto…”
Hace algunos años, alguien con el propósito de insultarme me dijo que yo parecía Peter Pan. Y entonces garabateé esto en algunos papeles que hoy he encontrado:
El mundo que hoy nos toca vivir nos tienta con el progreso personal, con el ingreso a los circuitos de consumo y con la plena posesión de los derechos de la adultez. Por cierto se fomenta la admiración por la precocidad. Nos encanta que los niños vivan situaciones adultas. Ahora bien, ¿qué es una situación adulta? Según parece, tener deseos sexuales y ansias de posesión. O quizás adquirir cierto aplomo mundano que permite usar palabras tales como: “igualmente”, “saludos por su casa” o “muy amable de su parte”. Bueno, a todo esto contesto que para ser un imbécil no hay apuro. La precocidad de un Niño pianista es admirable. La precocidad de un miserable que aprendió demasiado pronto los riesgos de prestar libros es basura. Como quiera que sea, el mundo exige abandonar los juegos y “progresar”. Y los que se quedan jugando reciben desprecio y burla. Por eso hay quienes como Sir James Barrie, el autor de Peter Pan, que han resuelto seguir jugando en secreto. Hay personas que sin que nadie lo sepa recorren las calles y juegan. No pisan las baldosas azules para no matar ángeles, y si las rojas para matar demonios. O juegan a que morirán si se cruzan con una rubia en la siguiente cuadra. O gritan en los zaguanes, o pisan las hojas secas para deleitarse con el crujido. Pero no nos engañemos. Estamos hablando de otra cosa, no de mera afición lúdica. Se trata de seguir en secreto profesando una moral heroica. De seguir creyendo. De creer no con la estupidez de los mamertos, sino con la locura de los que jamás podrán aprender a acomodarse en un universo burgués de mezquindad, de seguros contra robos y de electrodomésticos como parámetros de dicha. James Barrie no quería crecer. Peter Pan no quería crecer. No quería crecer en el peor de los sentidos. No quería esa mediocre resignación que algunos llaman “madurez”. Nosotros en este programa hemos resuelto seguir jugando en secreto. Jugamos a que un buen verso salva una vida. Jugamos a que el amor es más importante que la prosperidad. Jugamos a pensar, a enloquecernos con un acorde. Jugamos a creer que lo mejor de la vida todavía no sucedió. Claro que allí están las personas razonables que nos desprecian y nos dicen Peter Pan. Y se ríen de nuestros juegos y de nuestros sueños. Para ellos es todo el mundo. El mundo de los adultos y de los burgueses. El mundo de la televisión. El mundo de los concursos o el del rating tampoco es el mundo de los juegos. Porque los juegos, el sueño secreto de la juventud, es cosa de gente seria.
Fuente: Alejandro Dolina – Monólogo transcripto del programa radial «¡La Venganza seráTerrible! (Programa radial no convencional, de humor, música, pero sobre todo, de realidades en un tono artístico)
Alejandro Ricardo Dolina es escritor (cuento, poesía, ensayo, novela), músico, compositor, poeta, conductor radial, conocido dentro y fuera de su país por sus obras literarias y su clásico programa radial La venganza será terrible. https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Dolina