Persona, de Ingmar Bergman
Por Ysi Ortega
Caminamos en círculos, tan limitados por nuestras propias ansiedades que ya no podemos distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre el capricho del gángster y el ideal más puro.
– Ingmar Bergman
Ingmar Bergman (14 de julio de 1918 – 30 de julio de 2007) fue un director, escritor y productor sueco que trabajó en cine, televisión, teatro y radio; al que se considera como uno de los mejores directores del siglo XX. Su impronta cinematográfica ha llegado a ser referencia para reconocidos cineastas de los últimos tiempos, tales como David Lynch o Woody Allen, entre otros. Uno de sus filmes que emerge como imprescindible en cualquier lista cinéfila es Persona, película que sitúa al director sueco como uno de los cineastas con mayor entendimiento respecto a temas pertenecientes al comportamiento humano. Sobre la escena que veremos a continuación, motivo del presente artículo, resulta de importancia destacar el título de la película: Persona.
El cine debe estar cerca del hombre, dentro del hombre, y debe hablar del hombre. Lo peligroso del cine es que no hable de nada.
– Gillo Pontecorvo
Persona nos conduce a relacionarla, en primer término, con su etimología. El vocablo Persona proviene del latín persōna, y éste probablemente del etrusco phersu (máscara del actor, “personaje” y lo que se trasmite a través de ella) el cual, a su vez, procede del griego πρóσωπον (prósôpon/ persona).
El concepto de persona es principalmente filosófico y expresa la singularidad de cada individuo de la especie humana en contraposición al concepto de “naturaleza humana” que expresa lo supuestamente común que hay en ellos. Por otra parte, la película Persona revela -como en otros filmes del cineasta sueco- una indiscutible influencia de Carl Jung (26 de julio de 1875 – 6 de junio de 1961) quien fuera un psiquiatra y psicoanalista suizo, fundador de la psicología analítica. Para el psicoanalista Carl Jung nuestra personalidad no es única ni es indivisible, sino que, por lo contrario, está compuesta por un conjunto de sub-personalidades. Se puede citar también, en este sentido, al analista norteamericano Ira Progoff. En su libro “Individuos dentro del individuo”, habla de este tema en una forma bastante ilustrativa. Escribe sobre tres de esas sub-personalidades que son el yo, la sombra y la persona (siempre cabe la posibilidad de tratarse desde diferentes perspectivas).
* El Yo es lo que conocemos de nosotros mismos de manera consciente.
*La Sombra es esa parte que no es percibida por nosotros mismos porque la tenemos reprimida. La cual, mayormente comienza a crearse desde que estamos pequeños (por algo que nos dijeron o nos hicieron…)
*Por último, la Persona es la manera como deseamos que nos vean los demás, es lo que nos colocamos como atuendo en el día a día para relacionarnos con el mundo exterior: es decir, es nuestra máscara social. También suele estructurarse desde la infancia temprana y, a veces, es alimentada por la imitación de los comportamientos de individuos que admiramos e idealizamos. Es precisamente esto último, lo que aparece manifestado con claridad en el filme Persona. Bergman entiende que la Persona tiene una gran importancia social en la construcción de las relaciones interpersonales y así lo hace saber desde el comienzo del filme con el parlamento de la psiquiatra hablándole a Elisabet Vogler, su paciente, en la siguiente escena de esta notable película. (Elisabet escucha a su doctora pronunciar algo parecido a una sentencia sobre ella referida al silencio adoptado por la actriz, probablemente, en defensa de “algo” que quizás solo imaginándolo llegaría a descubrir…La escena es una guía para una mejor comprensión de la película Persona).
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“¿Crees que no lo entiendo? El sueño imposible de ser. No de parecer, sino de ser…..”
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La célebre película Persona trata sobre el yo, la sombra y la persona. Hay dos mujeres, una que lleva muy bien puesta su persona (la actriz) y otra que intenta vivir sin ella (la enfermera). Persona es la historia de dos mujeres dispares, ligadas en un momento de sus vidas: Elisabet Vogler (Liv Ullmann), prestigiosa actriz de teatro que de pronto, durante una de sus interpretaciones pierde la capacidad del habla y Alma (Bibi Andersson) quien es la enfermera asignada para cuidarla. El filme es una obra marcada por la problemática persistente de la búsqueda y la construcción de identidad. Aunque para algunos sea simplemente acerca de tener el valor para quitarse la máscara (en ciertos casos bien asumida) para no seguir viviendo en el ámbito de lo fingido, tal como sugiere la etimología del término “persona”.
La película tiene escenas que pueden determinar distintos temas a considerar y que -como dijimos al principio- durante la historia del hombre han sido tratados por diferentes ramas de la filosofía y, sobre todo, del psicoanálisis. En el caso de la escena mostrada, podemos recordar aquellas discusiones de los primeros pensadores en la Historia de la filosofía. Aquellos hombres que pensaban en el “movimiento” como base para entender al ser humano. Este pensamiento afirmaba que cada ser humano no sólo es distinto de todos los demás, sino que él mismo cambia continuamente, que continúa transformándose; es decir, que está en un continuo devenir (concluye siempre de ser lo que era hace un momento para empezar a ser algo distinto). De igual manera, en este mismo ser cambiante -como afirmaran varios pensadores- siempre queda algo que sigue siendo igual a sí mismo, algo que queda inmutable.
Heráclito señalara que, puesto que todo cambia continuamente, el ser es característicamente mudable (Doctrina del devenir).
Parménides(n. 540 a.C.) fijará su atención en lo que permanece al cambio y dirá que el ser es inmutable, que el cambio no es más que una ilusoria apariencia exterior del ser que siempre es igual a sí mismo en su propia esencia: Doctrina del ser Inmutable.
Aristóteles conciliará ambos pensamientos y responderá que en todos los seres existe la identidad junto con la variabilidad. Por lo tanto, en el mismo proceso del devenir, del cual derivan todas las diferencias particulares y contingentes de cada uno de los seres y del conjunto, subsiste una esencia que permanece inmutable.
En el campo del psicoanálisis, Jung definía la persona de la siguiente manera:
“…Como su mismo nombre lo indica, la persona es tan sólo una máscara de la psique colectiva, una máscara que transmite la engañosa sensación de ser individuo y que, no siendo realmente más que un papel interpretado, en el que la psique colectiva toma la palabra, hace que los otros y nosotros mismos pensemos que somos individuos”.
La escena que se ha mostrado en el video denota un amplio conocimiento acerca de la teoría jungiana por parte de la psiquiatra. La doctora entiende sobre ese “arreglo social” que hace el yo con la sociedad y con lo colectivo. Sabe que una cosa es la persona y otra cosa es el yo. Entiende que Elisabet desee ser ella misma y que desee dejar de parecer o fingir, aun cuando sepa hacerlo bastante bien. Entonces le aconseja: “Creo que deberías mantener este papel hasta que se agote, hasta que deje de ser interesante. Entonces podrás dejarlo. Igual que poco a poco fuiste dejando los demás papeles”. Como si el silencio de Elisabet fuera otra máscara más y quitarse todas las máscaras sociales es un sueño imposible de conseguir.
Cabe decir que lo señalado sobre la Persona, no significa que todo sea falso, porque hasta cierto punto hay cualidades reales. Vemos incluso que la Persona viene a otorgar una cierta seguridad al individuo en el contexto en que le toca vivir. La Persona le dice a uno lo que la sociedad espera de uno, por ejemplo: que sea un profesional, que se case, que tenga hijos y que se preocupe por ellos, que compre una casa, que compre un auto, entre otras cosas que alientan el diario vivir. En el filme Persona, desde el primer encuentro de Alma con Elisabet, esa seguridad comienza a ponerse en duda y se manifiesta en la reflexión de Alma, la enfermera: “¿Es bueno?”. Ella se tranquiliza respondiendo: “Es bueno” … “¿Es posible ser una y otra persona al mismo tiempo? ¿Es decir dos personas? ¡Dios mío, es una tontería!”.
La célebre película Persona, llama a descubrir hasta donde es importante para el hombre conocer sobre su Persona y como ésta puede llegar a definir las relaciones humanas. Bergman, influido por el psicoanálisis de Jung nos recuerda que la Sombra es el lado oscuro de la Persona, es el polo opuesto de la Persona. En una impecable escena del filme se ve a las dos mujeres dejando que salgan sus respectivas sombras y para demostrarlo, Bergman, muestra a ambas protagonistas vestidas de negro.
Luego, en otra memorable escena, el brillante cineasta sueco reproduce ese famoso primer plano en el que los rostros de ambas mujeres se fusionan. Para descubrir la profunda sombra inconsciente de la actriz (Elisabet), Alma se ha fusionado con ella, pero al final de la experiencia, ella se da cuenta de esto y se asusta. Dice: “No… yo no soy como tú, no siento como tú, soy la enfermera Alma y estoy aquí para cuidarte. No soy Elisabet Vogler, tú eres Elisabet Vogler”.
Hasta que haces consciente lo inconsciente, este dirigirá tu vida y lo llamaras destino (…) No podemos cambiar nada hasta que lo aceptamos. La condena no libera, oprime.
– Carl Jung
La sombra de Alma resulta más cercana a un estado de conciencia, que en el caso de Elisabet. Es posible que Alma este más llena de afectos y, en tal sentido, al faltarle eso a Elisabet, hace que sienta que es incapaz de amar.
Bergman realiza impresionantes planos visuales que puden parecer mayormente irreales, como la confusión de identidades de ambas mujeres, pero no cabe duda de que viene a recordarnos cómo nuestras realidades se forman a partir de construcciones preestablecidas, siendo responsabilidad de cada uno retener solo aquello que es saludable para uno mismo y por consiguiente para el conjunto.
En los comienzos se buscó la razón de todos los seres del universo en la misma naturaleza, sin reflexionar sobre el hombre que planteaba los interrogantes. Más tarde se irá descubriendo a la vida humana como objeto de la investigación misma….
Por lo que podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz en la oscuridad del simple ser.
– Carl Jung