Isabella de Jesús: Letras y arte, el sentir de mi espacio

28 agosto, 2017 | Filosofía y Letras

Texto

Isabella de Jesús: Letras y arte, el sentir de mi espacio

Por Ysi Ortega


Me inicié a la edad en que muchos escritores  han conseguido publicar sus textos. No importa, pienso que nunca se llega tarde al encuentro, con el propósito que nos marca la vida.
– Isabella de Jesús 

Carl Gustav Jung (psiquiatra suizo, psicólogo, ensayista y un referente del psicoanálisis) afirmó que la fuente de toda creatividad en la vida humana no proviene de la consciencia. Dijo: El Yo es el centro de la conciencia, pero la consciencia es como un barco que se ve arrastrada por un mar. Lo que el Yo quiera o no quiera no importa. Lo que importa es lo que le está pasando a pesar de lo que quiera, y lo que está pasando es que está siendo llevado por algo que ni sospecha. Pues eso «que le mueve» determina el proceso de individuación». 

Para Jung la personalidad no está determinada por las experiencias acumuladas en la niñez, sino que la personalidad (persona) se dirige hacia una finalidad y que esta va cambiando a través de la vida para alcanzar su objetivo. La Teoría de la Individuación de Carl Jung busca integrar al ser humano hasta alcanzar una nueva síntesis de vida que dé respuesta a su verdadero propósito, a lo que ha venido a cumplir en este mundo”. La vida de Isabella de Jesús, en su faceta artística, nos acerca a esa síntesis de vida descripta por Jung……

De extracción tapatía, Isabella de Jesús Bautista nació en el estado mexicano de Rulfo. Desde la infancia llenó sus ojos de ese azul impávido y sereno de Guadalajara, Jalisco. Hija de padre sencillo y aventurero, charro, jinete profesional – Juan Bautista, al que llamaban “El Aguilucho” – y de una mujer que dejó encerradas, entre sus anhelos de juventud y la crianza de siete hijos, las ganas de ser poeta y periodista.

Isabella de Jesús, la segunda hija de la pareja, con el paso de los años cursó la carrera de Ballet Folklórico en la Universidad de Guadalajara. En sus años lozanos estudió arte dramático, e impartió clases de danza. Declamó poemas campiranos para la televisión. El peso de la afición por los aplausos del público, resultó ser la herencia de su padre, a la que entonces no pudo sustraerse. Fue la única charra profesional de la familia cuando se pensaba que los hermanos proseguirían la trayectoria paterna. Especialista en el manejo de la soga -floreo de reata, una disciplina sólo ejecutada por varones- Isabella sorprendía al público en los escenarios, teatros y lugares donde se presentaba. Estuvo a la cabeza de un espectáculo charro acompañada de su caballo amaestrado, El Albur, en giras por plazas de toros y ferias de México.

Más tarde se inició en el trabajo literario en los talleres de narrativa de la Casa de la Cultura en Aguascalientes, apenas en el año 2000. Desde entonces, no ha parado en la práctica y el análisis de los diferentes géneros en que se desempeña. Su vertiente más  prolífica es el cuento. Incursiona también en poesía,  micro relato,  prosa poética y, ahora, en la novela. Su obra abarca desde el cuento fantástico y el haiku hasta la narrativa con toques de realismo mágico.

¡ALTO!

No te muevas, bien que me has visto sentado en la banqueta con ojos enrabiados, no disimules. Te diré algo: aquí eres tú el observado, mírame bien. ¿Sabes algo sobre dormir a la intemperie? ¿Sobre el odio hacia todo cuando te arrastra la resaca? ¿Conoces algo acerca de encontrarte reflejado en los cristales de los aparadores de las tiendas, cuando hace tiempo que huyeron de ti el agua y el jabón? ¡Qué me explicas sobre el alcohol artesanal, sobre los porros de tercera, de las sustancias que resultan baratas! –las caras son idiotas fantasías-. ¿Podrías ilustrarme acerca de las faldas que al mirarte revolotean y se marchan igual que un diablo en plena huida? No, no sabes nada sobre la urgencia del olvido que te anima a buscar cualquier faena para agenciarte tragos y pagar alguna malcogida. No creo que sepas nada sobre saber que fuiste hace ya tiempo, un potro que hacía que se volvieran a mirarte. ¿Qué has vivido que te haga conocer sobre los sueños extraviados? Sobre el amor dilapidado y nunca más resuelto. No te muevas, paraste a verme ¿no? ahora te aguantas. Tú, mírame bien. Este que ves es un árbol en ruina, una botella sin retorno. Una gaviota muerta que sin embargo vaga. Y tú, mírame bien, soy además la otra cara de tu sombra. Por algo estás aquí y te miro, aunque te pienses que estoy loco. Soy tus terrores, tus ausencias, insomnios. Tus pesadillas, el disgusto más gris del abandono. Yo soy tus ganas putrefactas de hacer algo prohibido. Yo soy tu infante mancillado. Resulto ser el otro tú que mora, en el lado opuesto del espejo, el soterrado en la cisterna, el mismo que se revuelve en ganas de destrozarle el cuello al más infame. Los dos somos, la mugre que lavan de tu ropa y la máscara que cree ser eso mesurado, que los demás miran en ti. Ya me aburrí… ahora, ¡lárgate!

Sus primeros poemas fueron publicados en la revista Talleres de Aguascalientes. Ha leído sus textos en Radio Universidad en esa misma ciudad. Isabella de Jesús cuenta que, cuando la invitaron por vez primera, quiso saber si habría algún tipo de censura sobre lo que llevaría para compartir. Literatura es literatura, respondieron. Confiada, seleccionó un texto de su producción costumbrista. El personaje era un arriero que iba con su burro cargado de leña desde la sierra, rumbo al pueblo, acompañado por sus hijos. Empezaba con una grosería y de ahí en adelante, el cuento salpimentaba el relato con el hablar bravo y rasposo de los rancheros. A mitad del programa, le acercaron un recado al conductor y su rostro empalideció. ¿Pasa algo? preguntó ella, cuando terminaban el programa. La respuesta fue: Una mala palabra más y cortamos la emisión.

Renunciación

¡Me recarga la chingada con esta vieja! Sé que si quiero llegarle al corazón tengo que jugar limpio, olvidar los cerros y sus veredas, los ruidos de cada falda que hace airecito con los pasos de ellas. Dejar atrás las alboradas entre cualquier par de brazos, alejarme de cada amigo fanfarrón y tequilero y de la flojera pa echar raíces de una vez por todas. ¡Me vuelve a cargar la chingada! Y es que sus ojos prometen ternuras, su voz asoma una pasión de la de a deveras, oculta, guardada, a la espera pa desbocarse. Y sus manos en la única vez que me tocaron, la de aquella cachetada cuando le robé el beso, me erizaron el cuero.

Es como un cirio con aroma de miel en el rincón del templo, una flor silvestre que quita el resuello de tan bonita, el ala de un pájaro que abanica esa paz que me falta o como el rocío de la noche entre el cansancio de la peor faena.

Ni modo… Ora hablo con ella, y si acepta, mañana mando los padrinos a pedir su mano. Y a luego del casorio, me largo con ella mucho a la chingada pa sembrar una nueva labor. ¿Y si sus tatas no me la dan por la méndiga fama que me cargo? Pos, que Dios nos ampare y el caballo aguante la juída.

¿Y si todo este tiznado reborujo que me traigo se me enfría con un no de ella? Entonces ahí sí que se acabó el corrido y empezó mi desgracia. Me está volviendo loco este sentimiento hijo de la chingada, que no me cabe entre las venas y el pecho. Ya oigo las campanadas anunciando el rosario, la voy a esperar a la vuelta de la iglesia. Si sus ojos negros sonríen, dormiré a toda madre esta pinche noche.

Al lado de su hija Valeria Gaytán, que también escribe, Isabellade Jesús integró la compilación  del libro «Trece  Voces» con sus compañeros del grupo literario. Luna de Pájaros; el programa radial coordinado por Lily Chávez en Córdoba (Argentina) tuvo la deferencia de seleccionar algunos de sus poemas y narrativas para, desde el sur del continente, dejar volar hasta los radioescuchas el vigoroso latir de su pluma mexicana.

Pérdida

En dónde cantan los pájaros ciegos

dónde se esconde el cuenco sin fondo

de las lágrimas. A qué parte huyó

mi ángel que no encuentro la puerta

que el laberinto sosegado

no se asoma al lindero.

Raudo el cristal ensombrece de luces

el dragón de la melancolía

proclama que es su fin despertarme

hay que levar el ancla negra

sacudir los decretos

intocada; mañana el alba seguirá su rutina

la vida espera nuevos brotes

detrás de la vereda.

Isabella de Jesús tiene adelantadas otras compilaciones de cuentos en diversos géneros. En Facebook mantiene una página donde suele publicar extractos de sus poemas y relatos y trabajos tanto de otros compañeros como de figuras consagradas de la literatura.

La artista mexicana, ante la pregunta sobre su vocación literaria expresa:

“Eso es como intentar preguntarle a un potro sobre su pasión por la carrera. Existe y no hay opción. Escribir para mí es algo imprescindible, un lujo, una puerta a otros mundos, un oficio vocacional y una aventura”.

“Me inicié a la edad en que muchos escritores han conseguido publicar sus textos. No importa, pienso que nunca se llega tarde al encuentro, con el propósito que nos marca la vida”.

Lo expresado por Bautista acerca de su vocación literaria y el tiempo en que esta empieza a darse a conocer, parece recordar a lo dicho por Carl Jung en una nota periodística llevada a cabo en Zúrich en 1960 con motivo de octogésimo quinto cumpleaños. Allí decía lo siguiente: “Cuando uno se acerca a esa imprecisa época que fluctúa alrededor de los cuarenta años, entonces es cuando uno vuelve la mirada hacia el pasado que se ha acumulado a nuestras espaldas. Y la silenciosa pregunta se nos enfrenta, simulada o directa: ¿Dónde estoy parado? ¿Logré realizar mis sueños? ¿He correspondido a mis esperanzas de lograr una vida feliz sobre la base de los mismos preceptos y exigencias que me impuse hace veinte años? ¿He sido fuerte, activo e inteligente, y suficientemente constante para alcanzar las oportunidades o hacer las elecciones justas en los momentos cruciales, y hallar la respuesta apropiada a los problemas a los que me enfrentó el destino? Y entonces le llega el turno a la pregunta- final: ¿Qué posibilidad hay de que vuelva a fallar nuevamente en la concreción de aquello que, indiscutiblemente, no he logrado realizar en los primeros cuarenta años? Se le pregunta, entonces, qué podía aconsejar a las personas que pasan los cuarenta y repitió el viejo aforismo: “Conócete a ti  mismo” – y agregó: “Una constante profundización del conocimiento propio es, me temo, indispensable para la continuación de una vida real en la época de la edad provecta…”

El proceso de individuación de Jung, mencionado al comienzo de la nota, es el viaje en el que todos estamos inmersos, lo sepamos o no, y va más allá de nuestro control o voluntad consciente. El viaje de la individuación permite que, en cada encuentro con la verdad, el ego deja su reinado para dar lugar a la constitución del ser. Lo que se individua nunca es la persona, sino el alma. Esto último, en su relación con el arte, es muy relevante. El extraordinario artista Marc Chagall en cierta ocasión señaló: “El arte es sobre todo un estado del alma” .

La importancia de Jung en este campo, fue mostrar la pequeñez del ego y sostener que hay mucho más que el propio Yo. Es, justamente, ese otro llamado inconsciente el motor que mueve la existencia del ser. Según Jung, lo que mueve a la vida es la verdad, no lo que uno cree de sí mismo o quiere hacer creer a los demás.  En ese sentido, Isabella de Jesús expresa: “Me puede detonar una lectura, alguna foto o una película. Otras veces al iniciar un escrito, tan sólo me basta respirar  acompasado y meterme dentro de mí. Ahí se encuentran todos estos conceptos a los que actualmente se han puesto tanto nombre”.

El tiempo que le ha tomado a Isabella para ser “uno mismo” –como bien dice- no importa.  En los últimos años su curiosidad por explorar nuevos horizontes en la expresión artística la llevo a incursionar en la pintura y el modelado en la antigua tradición mexicana de la cartonería, combinado con materiales mixtos.

En cuanto a las artes plásticas, intuyo lo que quiero expresar pero la guía de mi hijo Braulio Bautista, que es escultor y diseñador, es un punto a favor. Me gusta que me anime a observar el abanico de posibilidades acerca de la idea a desarrollar que tengo en mente y eso me lleva a que el pensamiento divergente se enriquezca explorando nuevas aristas aún más allá de mi visión.
– Isabella de Jesús

FRIDA, piezas en cartonería y materiales mixtos. 49 cms. de alto

LA MIRADA DEL CORAZÓN, obra realizada en la antigua técnica mexicana de cartonería y pintura al acrílico, (material reciclado)

“Mis letras y el arte son esa voz interna, recóndita, que se expresa por mí”

Que me encandezcan la vida

a tajos de centella

el viento el sol y tú

mi viejo corazón tan joven

La vida de Isabella deJesús ha transitado por Aguascalientes, Los Altos de Jalisco, Tijuana B. C., Los Ángeles, Long Beach y Barcelona, ciudad en donde asistió a Los Talleres de Poeta con Miriam Ballesi. En Europa realizó contraportadas de libros y reseñas literarias. Residió una temporada en la zona de Quebec, Canadá y, actualmente, vive en la población hidrocálida mexicana de Aguascalientes.

 “El oficio de la escritura es como un estado de trance. Se entra ahí en solitario y  se regresa con un escrito. Después, viene el trabajo más ingrato. La afinación de la obra, hacer que trasmita lo deseado de la mejor manera, hasta el punto que satisfaga al autor (…) Lo que me resulta más fácil al escribir, es el uso de la imaginación constructiva y lo más difícil, penetrar en las conductas negativas y criminales de algunos personajes, sin hacerla de juez. Encontrar el punto medio, dilucidar lo que es aparente pero hacer sentir al lector lo que está detrás de esa conducta y qué hechos lo hicieron llegar a ella.  Describirlo, no como pretexto sino más bien como la consecuencia de lo vivido, me parece lo más complicado”. 

Esta

Esta roca que soy

suelta su vuelo de marea

de frente al farallón

de los milenios inventado.

Esta roca con ojos

ha presenciado al son

de albas dormidas

sobre las noches mudas

circuitos de otros viajes

entre épocas de olvido.

Esta roca con dedos

ha tocado otros hijos

que se durmieron a su arrullo

sobre el rosal de la inocencia

y no supo decir cuando

sus alas desplegaron

otra cosa que adiós.

Esta roca que soy contiene lágrimas

que datan de historias añejadas

percibe cuando el cuadrante

se sale de su rumbo para volver

a contraerse.

Esta roca con marcas entre capas

y capas como las ruinas ensigladas

atesorando sus vestigios aún siente

los trinos de las aves

lacerar como dagas agridulces

en el confín del pecho

el viento desgastado

acuchillar su olfato cuando acarrea

el aromo de los racimos subyugados.

Esta roca que soy recuerda

lo fútil de granates pasiones

deslavadas

sobre el río de los años

cuando arañó

el recuerdo iluso de los goces

para salvar los restos.

Esta roca testigo de las vidas

que a pasos muertos soy vibra

y despunta en su cansancio

con la conciencia de la vaga

mentira que edifica su yo.

Esta roca que soy

sabe que ella no existe

que es un juego holográfico el respiro

que está engrillada a

los sentires de otros

hasta que llegue el punto donde

el escape de la elipse

repetitiva y andurriera

la haga alcanzar ese confín

estrepitoso y pleno

pensativo y callado

lleno de paz

del noregreso 

La polifacética Isabella de Jesús está inmersa en el proyecto más importante de su carrera novel, como narradora. Un trabajo que le ha llevado cuatro años de investigación y labor exhaustiva. No adelanta pormenores sobre el mismo. Espera que sea su primer libro en publicarse, pero sin duda alguna, no repara en asegurar:  “Lo más preciado de mi vida son mis hijos. Braulio Valeria y Leonardo. Los dolores de parto para quienes los hemos sentido son los más gratificantes y los sinsabores y glorias que les siguen a través de la vida que compartimos con ellos, el pago a ese prodigio que nos brinda la vida. La maternidad.”

Las grandes decisiones de la vida humana tienen como regla general mucho más que ver con los instintos y otros misteriosos factores inconscientes que con la voluntad consciente y el buen sentido de razonabilidad”.
Tu visión devendrá más clara solamente cuando mires dentro de tu corazón… Aquel que mira afuera, sueña. Quién mira en su interior, despierta.
– Carl Gustav Jung

Me quiebro

si me atraviesa algún

poema sin piedad

si aflora iluminado

de la entraña del poeta

cuando se sumerge

sobre su corazón

y deja que hable…

…Una guía para no ser guiado…

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