Francis Bacon: La primera filosofía científica
Por Ysi Ortega
La filosofía de consumo Interno y académico, sin referencias al bien general de la sociedad, son un fraude.
– Francis Bacon
«Dentro de la Filosofía natural, los resultados prácticos no son sólo medios de mejorar el bienestar humano. Son también de garantía de la verdad. Hay una regla cierta en religión y es que un hombre debe demostrar su fe por medio de sus obras. La misma regla se puede aplicar a la filosofía natural. La ciencia también debe conocerse por sus obras. Es más por el testimonio de las obras que por la lógica, o Incluso por la observación, por lo que se revela y establece la verdad. Se desprende de ello que el mejoramiento de la suerte de la humanidad y el de la mente humana son una y la misma cosa « (F. Bacon, Thoughts and Conclusions). «La filosofía -dice- es estacionaria, la ciencia aplicada es progresiva».
Sir Francis Bacon (1561-1626) nació en York, lnglaterra, filósofo, abogado, político, escritor y es uno de los pioneros del pensamiento científico moderno. A los trece años ingresó en el Trinity College de Cambridge. Se sabe que desde entonces desarrolló su antipatía hacia la filosofía aristotélica. Siendo un joven estudiante en Cambridge, rechazó con ahínco la filosofía reinante, su argumento era la comprobación de la escacez de frutos en beneficio de la vida diaria de la gente. Bacon llegaría a tomar la firme decisión de enfrentar cualquier obstáculo que significara la sólida instauración de una verdadera filosofía de la naturaleza.
Un hombre sabio hará más oportunidades que las que encuentre.
– Francis Bacon)
«Las relaciones del hombre con el hombre, la sociedad, la política, y con la naturaleza, el trabajo, la industria, interesan a la generalidad de los ciudadanos y no sólo a la élite intelectual, preocupada, en la mayoría de los casos, por temas abstractos y sin referencia al bienestar común. Con Bacon la filosofía se democratiza y se pone al servicio del pueblo. «Lo que me Interesa -escribe en una carta a su amigo Casaubon- es la vida y los asuntos humanos, con todos sus sinsabores y dificultades. Esto es lo que me propongo mejorar mediante ideas auténticas y constructivas». El interés de Bacon se va centrar en lo que él llama filosofía natural, y nosotros física, en lo que tiene de efectividad para la mejora de la humanidad, cuya justificación está en sus resultados.» [1]
Por otro lado, Francis Bacon mantiene que la religión no tiene nada que temer del avance del saber. «Un conocimiento -dice- pequeño o superficial de la filosofía puede inclinar la mente humana al ateísmo, pero un mayor avance en la misma la vuelve a la religión» ( Bacon,Id., 1, 5). De esta manera lo afirmaba tambien Louis Pasteur: “Un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha ciencia devuelve a Él.”
Más grave que temer el aumento de la sabiduría, es ofrecer al autor de la verdad el sacrificio impuro de una mentira.
– Bacon, Id.
Bacon sabía perfectamente, e insistió repetidas veces, que el progreso material no daría en absoluto la felicidad al hombre, a menos que estuviera regido por la soberana virtud del amor, pero también enfatizó que “Amor son obras y no buenas razones”.
“Con Bacon la filosofía se democratiza y se pone al servicio del pueblo. «Lo que me Interesa es la vida y los asuntos humanos” -escribe en una carta a su amigo Casaubon. “La teología, la filosofía, la ciencia y arte deben rendir cuentas al hombre”. Sin pensarlo dos veces arrojó por la ventana tanto a Aristóteles como a Platón en lo que tenían de improductivos para la vida real.
En el clima propiciado por la Reforma protestante en Inglaterra, Bacon va a lanzar el ataque más demoledor y despiadado contra la filosofía antigua, especialmente la griega, en lo que tiene de actividad contemplativa sin fines prácticos para la vida cotidiana. Las guerras por motivos de religión habían desangrado Europa, hasta el punto que, como comenta Bacon en su ensayo O/ Unlty o/ Rellg/o n (Unidad de religión), hubieran hecho a Lucrecio «siete veces más epicúreo y ateo de lo que era». Bacon rechazará las discusiones teológicas en lo que tienen de conflictivas para la convivencia social en paz. La misma preocupación, dentro del protestantismo, manifestarán Locke y Leibniz.
Así vemos que en Francis Bacon se desarrollan muchas de las implicaciones contenidas en las doctrinas protestantes, cuyo rechazo global e indiscriminado de la filosofía obedece a un sentido práctico, propio de la ascendente burguesía. El protestantismo cierra los conventos no porque sean focos de corrupción moral (como vulgarmente se pensaba), sino porque rompen con el cuadro general de una ciudadanía dedicada al bienestar general de la sociedad mediante el trabajo. El protestantismo no tiene sentido de vida contemplativa, por eso Bacon, alimentado en ese espíritu, arremete contra la filosofía escolástica en lo que tiene de contemplación y actividad especulativa.
Sólo el resultado práctico decide la verdad de las cuestiones. Como se dirá después: “ lo que importa no es interpretar el mundo, sino cambiarlo”; aunque para lo uno haga falta lo otro. De esta manera, además de la Revelación especial (La Biblia) como se dice en teología, Bacon se dedicó por entero a estudiar el otro Libro natural, o revelación general, de modo que reemplazase con una nueva filosofía, más práctica, la filosofía antigua, Impracticable. Por eso llama a Aristóteles miserable sofista; a su lógica, manual de locura; a su metafísica, superestructura de telarañas. Juega incluso a comparar a Aristóteles con el Anticristo. Otro tanto dice de Platón, que «corrompió la filosofía natural con su teología, tan completamente como Aristóteles la corrompió con su lógica» (The Masculina Birth of Time).» [1]
Algunos libros son ser probados, otros para ser tragados y algunos pocos para ser masticados y digeridos.
– Francis Bacon
La Rosa de Bacon
«Al final, el optimismo de Bacon se transforma en el atrevimiento y confianza del nuevo hombre propiciado por el mundo moderno, que cada vez da más importancia al individuo, que poco a poco va liberándose de todas las mediaciones, para llegar, por sí mismo, y con sus propias fuerzas, al meollo de la existencia, desde la realidad primera a la última. Frente a los timoratos de siempre que desconfían de la ciencia, como susceptible de corrupción e Instigadora de Impiedad, «nadie-escribe Bacon- se deje Impresionar por tales razones. Pues eso mismo se puede achacar a todos los bienes del mundo: talento, fortaleza, vigor, hermosura, riqueza, incluso la luz, etc. Recupere ya el hombre el derecho que le compete por divina donación; désele recursos, y, por lo demás, la recta razón y la sana religión regulará su empleo»( Bacon, Id., 1, 129)” [1]
Claramente para Fracis Bacon, el motivo central de su pensamiento está guiado por los resultados… para nosotros, los que deseamos ver un mundo mejor, sin duda, eso es lo que cuenta…
La soberanía de El hombre está oculta en la dimensión de sus conocimientos.
– Francis Bacon