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“La vida fue, ni más ni menos, aquello que nos aconteció mientras estábamos ocupados en otras cosas” (John Lennon)
Crecí escuchando que la vida no es más que un parpadeo, como un soplo al viento; eso sí, de suma importancia porque es una fase que me encamina hacia el estado de un futuro inmejorable – o peor que el actual, según el inventario que arrojen las cuentas finales. Ahora hallo que cualquiera sea la forma del más allá posible, el más acá tiene que tener sentido no sólo en referencia al después sino también al momento inmediato con todas sus posibilidades, con todas sus construcciones, con todo su arte, con toda su ciencia, con toda su filosofía, con toda su espiritualidad, con todo su dramatismo existencial. Gregorio Marañón afirmaba: “Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar, es empezar a morir.”
Es hoy – viviendo, cuando considero todo lo que no aprendí, todo lo que no puedo, todo lo que hice y que ya está, todo lo que no comprendo, aunque me esfuerce en conseguirlo, todo lo que me hace sonreír y lo que me entristece, o que me enoja, aunque sea mucho menos que antes.
Hoy -viviendo – es cuando se hace inevitable administrar el tiempo, mucho más que el dinero mismo. Respetar los espacios, manejar el ánimo, los deseos y para ello es preciso establecer prioridades.
Es ahora -viviendo – que intento como nunca antes discernir lo que leo, veo y escucho sin que falte en el proceso el recuerdo de una frase, de una caricia, de una mirada, de un abrazo, de un beso, hasta de un respiro fuera de tiempo; de una pausa, de un amparo, de una solución a tanto por resolver en este mundo que deseo sea otro mejor o de una época sólo posible en mi imaginación. Sí, ¡También en una posibilidad! En esa que en mis adentros creo que existe: “La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser” (Ortega y Gasset). Me puedo sumar a Ortega y Gasset, ahora, y lo hago fácilmente, mientras me voy acordando de aquellos que alguna enseñanza dejaron en su paso por este mundo…
Vivir una vida agitada ya no me interesa; ver pasar las cosas, tampoco. Quizás éste sea “ese instante” del que hablaba Oscar Wilde: “A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.” ¡Cómo no ver que hay pasiones que valen; que hay deseos que corresponden genuinamente a nuestra naturaleza y al lugar que ocupamos en este mundo! Por supuesto que hay razones para enfrentarnos a todos los “cómo” (los cómo de Nietzche, por ejemplo). ¡Hoy- viviendo, sé que no sólo existo!
“Así es -suspiró el coronel-. La vida es la cosa mejor que se ha inventado.” (Gabriel García Márquez)
Ysi Ortega